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Sí a la reforma electoral

Sí a la reforma electoral

Jueves, 1 de enero 1970

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Las razones para una reforma del sistema electoral canario están más que trilladas en todos los ámbitos en los que preocupa la cuestión, incluido el ciudadano, como quedó patente anoche en el acto convocado por Demócratas para el Cambio en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Manuel Romero, profesor de Análisis Económico Aplicado, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria es uno de los que ha profundizado mucho en las razones económicas, sociales y democráticas de la representatividad como elemento de cohesión social e impulso de la prosperidad de las sociedades. Cuanto mejor estemos representados en nuestros parlamentos más próspera será la sociedad, mejor se resolverán sus problemas, viene a decir Manuel Romero.

Demócratas para el Cambio ha hecho una inmensa labor de concientización social sobre la necesidad de un cambio y ha expuesto, en numerosos foros, las razones de la injusticias que este sistema genera a los canarios. Hay una razón estructural básica: manda mucho más el territorio que las personas, además de otras que aconsejan cambiar ya las reglas del juego para garantizar una mayor representatividad de los canarios en el Parlamento. La organización ha logrado concretar un modelo, el de restos, convencer a los partidos políticos y elegir el momento político más idóneo. El modelo es una forma de avanzar en el cambio, unos mínimos asumibles por todos, aunque toca la triple paridad, una de las claves a las que se ha agarrado el neoinsularísmo para sobrevivir en un momento electoralmente hostil para ellos. En este sentido hay que agradecer, hasta donde sabemos hoy, otra cosa son las sospechas que albergamos, la generosa renuncia de los partidos a sus modelos, algunos muy elaborados en años de reflexiones.

Coalición Canaria es el único partido que no renuncia a nada por ser el más beneficiado por el sistema electoral. Las razones están a la vista: una continua pérdida de apoyos electorales que superan gracias al voto en las islas menores, y que lleva al esperpento democrático de que gane las elecciones y gobierne el partido menos votado entre los tres primeros. Hoy tomarán una decisión al respecto y hay que esperar que triunfen dentro de la organización los que más creen en la democracia. Vetar la reforma retrataría definitivamente a Coalición Canaria como el partido que impide en Canarias la renovación y una mayor democratización. Aún así, creo que hay momentos en los que la mayoría no debe esperar por la minoría, y que los sacrificios y la generosidad tienen que caminar en paralelo en favor de todos. Este es uno de esos momentos y si CC veta en Canarias debe salir en Madrid sin obstáculos caciquiles como el que ejerce el insularismo de ATI.

El momento político elegido para el cambio también es acertado. La minoría generalizada de todos los partidos en Madrid, la reforma del Estatuto de Autonomía y el debate en el Parlamento de Canarias de la reforma electoral, son claves, aunque algunos comenzamos a albergar dudas acerca de la verdadera voluntad de los partidos canarios comprometidos con la reforma electoral para embridar la situación y cambiarla.

CC no ha dejado de moverse en ese sentido, y, como hemos podido comprobar en los últimos meses, tanto el Partido Socialista Canario como el Partido Popular, han dado muestras de querer volver a hacer de muletas de ATI. Mucho me temo que la tentación de estos partidos esté más viva que nunca y todo a cambio de un buen arreglo de poder en el próximo gobierno que salga de la convocatoria de mayo de 2019.

Cualquier cambio en los acuerdos suscritos para la reforma electoral canaria será un grave mazazo a la democracia del que tardaremos en recuperarnos otros 25 años. Por todo ello anoche expresé mi si a la reforma electoral, a este acuerdo de mínimos, pese a quien le pese y caiga quien caiga.

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