Antona y el PP
El liderazgo de Asier Antona en el PP canario sale reforzado. La celebración estos días en Tenerife de la Escuela de Invierno de los populares es un claro espaldarazo de Mariano Rajoy y del cuartel general de Génova a Antona. Cuando se preparan estos cónclaves siempre se piensa en aquellos lugares donde más conviene que se celebre y esas otras claves políticas que requieren ser resaltadas. En este caso, se escoge Tenerife para achicar a CC y muestran un apoyo coral a Antona como manera de desterrar el intento de Fernando Clavijo de cortocircuitar vía Madrid su mando en plaza. Rajoy atiende a Clavijo como al resto de presidentes de las comunidades autónomas, pero sabe que en Antona y en su candidatura a la Presidencia de Canarias se congrega las expectativas del PP en el Archipiélago.
Es una apuesta del PP por la pujanza de nuevos liderazgos regionales. Además, antes o después, los populares tendrán que afrontar la era posterior a Rajoy y es ahí donde nombres como el de Antona podrán desempeñar un rol importante de cara a esa estructura política del centroderecha para la próxima década. Antona atesora una militancia desplegada ya en el País Vasco en la década de los años noventa cuando aún ETA causaba enormes desgarros y perpetraba la violencia, el miedo y el chantaje como mezquino instrumento de socialización de un conflicto. Por eso, se equivocan aquellos que han intentado remover por último a Antona desde un discurso de superficialidad que solo es fruto de no haber asumido la rápida y abrupta despedida de José Manuel Soria de la vida pública. Ahora, por si quedaba alguna duda, la Escuela de Invierno otorga patente de corso a Antona en la política canaria.
Mientras la izquierda comete el error de lindar la obligada resurrección de la cuestión social motivada por la Gran Recesión de 2008 con la cuestión territorial, la derecha dicta la agenda política y aquellos temas a tratar en aras de modular la opinión pública. El PP tiene una visión de España que gustará o no, más allá de la temida recentralización, pero contrasta con los flirteos de la izquierda con el asunto soberanista catalán. No caben apaciguamientos con los soberanistas. De hecho, José Luis Rodríguez Zapatero cuando era líder de la oposición lo intentó con ERC como única forma de orillar la mayoría absoluta de José María Aznar. Electoralmente le fue rentable a Zapatero y ganó a la primera los comicios generales de 2004, pero desde entonces se activó una deriva catalana que pesa todavía sobre el centroizquierda. Un episodio muy reciente que incluso Podemos no quiere asumir y, con todo, incide en esa práctica de esgrimir el debate del modelo territorial como supuesto enganche potencial con La Moncloa.
En Tenerife los populares hablaron sobre el encaje territorial y el Estado del Bienestar en aras de rearmarse para un curso 2018 con distinción preelectoral. En Gran Canaria tienen como objetivo recuperar espacio institucional y en Tenerife aprovechar la debilidad de CC. Y, por mucho que Clavijo ha intentado apartarlo, Rajoy y la dirección nacional cuenta con Antona.