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El PSC gira hacia el insularismo

Canarias7 Editorial

Jueves, 16 de julio 2020, 04:36

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Hace exactamente un año, el entonces consejero de Sanidad, el socialista Jesús Morera, era víctima de una campaña orquestada por Coalición Canaria (CC) para provocar la salida del PSC del Gobierno regional. En diciembre, esa situación se consumó, con lo que el Partido Socialista se instaló en la oposición con vocación de liderar ese bloque. En marzo, el PSC se comportó como tal en el debate del estado de la nacionalidad, con Coalición en minoría e intentando salir del trance con apoyos puntuales del Partido Popular y el respaldo ya conocido de la Agrupación Socialista Gomera -tres votos convenientemente engrasados con un trato presupuestario que va mucho más allá de las necesidades de La Gomera-. Y en julio, el PSC dejaba constancia de su labor de oposición cuando se dirigía al presidente del Consejo Rector de Radiotelevisión Canaria, Santiago Negrín, para exigirle el cese bajo la advertencia de que, en caso contrario, se encontraría de manera inmediata con un bloque mayoritario que forzaría su relevo en el cargo.

Esta semana todo ha sido muy diferente: el Partido Socialista declinó presentar enmienda a la totalidad de los presupuestos y tampoco apoyó las de Podemos y Nueva Canarias; relegó en ese debate al diputado Iñaki Lavandera para acceder así a la petición expresa de Coalición Canaria de contar con alguien más dócil en el pleno; y, en un gesto para el que cuesta encontrar adjetivos, Dolores Corujo se desdijo a sí misma facilitando la continuidad de Santiago Negrín a partir de un informe jurídico fabricado a la carta con la participación expresa del presidente Fernando Clavijo. Quizás la mejor definición de lo ocurrido esté en la imagen del propio Clavijo riéndose en el escaño mientras Corujo trataba de argumentar el giro del PSC desde que Ángel Víctor Torres es secretario general.

Todo partido está legitimado para cambiar de posición si así lo considera. Máxime si entre una posición y la otra se produce la llegada de un nuevo líder y de una ejecutiva igualmente renovada. Pero los giros de 180 grados deben ser explicados con claridad, porque no hay nada más frustrante para el militante, el votante y el simpatizante que una formación política que oculta el trasfondo de sus decisiones. Si, como parece a juzgar por el relato de los hechos, Ángel Víctor Torres está abonando ya el terreno para ser en 2019 vicepresidente de un Gobierno de CC y PSC, lo más honesto es que lo explicite. Porque sus silencios son superados por la contundencia de los hechos y es ahí donde nace la decepción de quienes pensaban que el Partido Socialista había aprendido la lección. Y no lo decimos por Patricia Hernández, que es testigo de cómo desde el minuto uno de aquel pacto CC fue desleal con los consejeros socialistas -primero con Ornella Chacón, después con Jesús Morera y finalmente con ella misma-, sino por Jerónimo Saavedra, que experimentó el alto precio que se paga por fiarse de un insularismo adornado con el oropel del nacionalismo. Solo en la legislatura gobernada por Paulino Rivero y José Miguel Pérez fue posible una convivencia estable, pero porque el primero hizo caso omiso de las presiones de los suyos, esos que, ante la evidencia de que gobernaban a su antojo, buscaron otro candidato para asaltar el poder.

Insistimos: Torres es libre de girar hacia donde considere y cuantas veces lo desee, pero le debe a los suyos, y al conjunto de la sociedad, una explicación clara y precisa de esos cambios. Mientras eso llega, no estaría de más que, entre sus muchas ocupaciones públicas y orgánicas, encontrase un hueco para leer con detenimiento el auto de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife que ordenó a la juez de Instrucción reabrir el caso Grúas.

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