Borrar

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Pocas veces se ha definido mejor un sector como el cultural que la pasada semana. La presidenta de una de las 14 asociaciones firmantes del manifiesto contra la política cultural del Gobierno de Canarias que preside Fernando Clavijo –investigado por el caso grúas de La Laguna– reconoció que ella y muchos profesionales del sector sienten «miedo».

Son conscientes de las consecuencias que puede tener alzar la voz ante la política cultural de ATI-CC. No se trata de un temor a que se atente contra su integridad física. Faltaría más.

Lo que les genera miedo es que, a partir de ahora, se les cierren aún más las puertas, porque como deja claro el mismo manifiesto del que se hizo eco este periódico –los afines al régimen lo ignoraron–, se trata de un sector cada vez más «débil». Lo es porque está en manos de los políticos de turno, que son los que gestionan los espacios públicos dedicados a la cultura.

Los recintos privados para la cultura se pueden contar con los dedos de una mano en el conjunto de las siete islas.

Se trata de un mapa creado de forma intencionada. El partido que lleva, ha llevado (y confiemos en que deje de llevar desde el próximo domingo) las riendas de la política regional durante las últimas décadas ha sido muy hábil para crear una red clientelar en el sector. Por mucho talento que se tenga, si no se agacha la cabeza, es un secreto a voces en el sector que se convierte en una utopía acceder a las ayudas o a los espacios públicos. Las zancadillas con múltiples y variadas en todos los procesos.

Esta realidad no es exclusiva del Gobierno Autonómico, se actúa de forma similar en los ayuntamientos y cabildos. El último ejemplo público de uso torticero de la cultura por parte del Ejecutivo de Clavijo y de un cabildo lo tenemos en Lanzarote. Bochornoso es su actitud y su programación con motivo del aniversario por el nacimiento de César Manrique. Todo lo contrario de ese ejemplo de independencia y honradez que es la Fundación (privada) que vela por el legado del universal artista conejero.

En el manifiesto al que aludía al principio se pide, con razón, una política cultural para todos y que no se prime tanto el evento y el espectáculo puro y duro. Ámbitos donde ATI-CC se mueve como pez en el agua.

Los proyectos que se han vendido hasta ahora para diseñar la política cultural regional han sido cortinas de humo. No han sido más que encargos, carísimos, que han ido a parar a afines al régimen para revivir lo que dice el gatopardismo: que todo cambie para que todo siga igual.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios