Borrar
Vea la portada de CANARIAS7 de este viernes 29 de marzo

El marketing de la covid-19

«Venden programas de obras y de reactivación que no son sino un vergonzante corta y pega de cosas ya planificadas»

Jueves, 1 de enero 1970

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Gaumet Florido

Ya me cansan las cifras. Nos hemos pasado tres meses secuestrados por las estadísticas de contagios y de muertos que iba dejando la pandemia de la covid-19. Nos agarrábamos a la cruel y fría esperanza, cada día, de que bajara el registro. Nos animaba que el número de fallecidos solo creciera en 10 o en 20 personas y nos abstraíamos del drama de lo que implicaba cada pérdida de vida. Máxime cuando se producían en tan dramáticas condiciones. Puede que sin que recibieran la asistencia médica adecuada y sufriendo en soledad toda su agonía.

Los números son fríos. No tienen rostro. No lloran. No sienten. Y nos contagian ese desapego, que, dicho sea de paso, a veces se antojaba necesario. El dolor se habría hecho insoportable y el ser humano ha aprendido a sufrir por lo que tiene más cerca. Para colmo, la guerra ideológica y partidista que se desató al olor de la carnaza electoral usó esas mismas tristes estadísticas como arma arrojadiza. Se tiraron unos a otros los muertos a la cara. A ese nivel llegó tanta falta de respeto. Para colmo, ahora sabemos que esas cifras tampoco son las que son. Fueron más, solo que nunca sabremos cuánto más.

Pero, con rebrotes y todo, aquí seguimos. Nos toca convivir con lo que llaman nueva normalidad y reconstruir una economía que ha quedado maltrecha. En esta nueva fase aún hay registros de contagios o muertos, como si fueran un aliento fúnebre que nos advierte de que esta misa no está dicha, pero es verdad que ya han perdido fuelle. Ahora nos atosigan los números del desempleo, del cierre de empresas, de los despidos masivos o del aumento de la demanda de ayudas sociales.

Es otro bombardeo frío que nos oculta la verdadera dimensión del drama, un tsunami de secuelas que, esta vez, en cambio, no habla de muertos, sino de vivos que sufren y que puede que vayan a sufrir por largo tiempo. Estas otras víctimas necesitan respuestas, un rescate, y lo que, por lo pronto, se han encontrado en algunas administraciones, también de aquí, es una fiebre desatada de planes multimillonarios en los que parece que lo que cuenta es ver quién dispara más alto. Más que hacer, se pelean por demostrar que hacen, y con ese fin venden programas de obras y de reactivación económica y social que no son sino un vergonzante corta y pega de cosas ya planificadas. Estas víctimas precisan de ayudas. No de marketing.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios