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El demonio del ego

Jueves, 1 de enero 1970

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El ego es un monstruo imprevisible que duerme silencioso en la oscuridad de tu cueva hasta que algo o alguien lo despierta. Todos lo tenemos dentro, -paciente, intangible, vigilante- aunque el demonio suele apoderarse de nuestro cuerpo con más facilidad cuando tocamos poder y el bastón de mando se nos sube a la cabeza. Así, un hombre aparentemente tranquilo como Asier Antona se transforma en una fiera cuando CC le pisa por enésima vez los callos y el clima preelectoral calienta la sangre.

Esa salida del tiesto del líder del PP canario se produce dos semanas después de que los nacionalistas filtraran el almuerzo de Rajoy con Clavijo. Fue la mecha que prendió el fuego del ego del líder popular. Desde entonces, Antona hiló una hoja de ruta para concertar una danza de reuniones con ministros en Madrid, colgarse la medalla del desatasco del REF económico y, como colofón, poner en entredicho la gestión del Gobierno de CC en carreteras. Todo junto en poco más de diez días.

Cada declaración de la antes todopoderosa Ana Oramas fue contestada puntualmente con foto, corte de voz y comunicado del inquieto Asier Antona: con Íñigo de la Serna para sacar los colores al convenio de carreteras; con Soraya de Sáenz de Santamaría y Cristóbal Montoro para fijar las enmiendas al REF; con el portavoz Rafael Hernando y todos los diputados canarios para hablar del Estatuto...

El carrusel se puso en marcha y la respuesta de CC no se ha hecho esperar. Tambores de guerra a la yugular del traidor. Los nacionalistas están acostumbrados a socios mansos, sin ego, sin sombra e incluso sin voz excepto para aplaudir de forma sonora lo que mande Génova. Esto de tener un Pepito Grillo no entra en el guión, por lo que descoloca a Fernando Clavijo tanto como a Mariano Rajoy el tono subido que adopta el hinchado Albert Rivera. ¿Es que ya no se respetan los mínimos?

Pues no. Las normas habituales en el teatrillo de la política suelen fallar cuando el clima preelectoral se adueña de todo y hay tantos primeros actores sobre las tablas como partidos en el escenario. Antona quiere ser uno de ellos y por eso intenta aprovechar la debilidad actual de CC -si no hay presupuestos, no hay arma de chantaje- para despertar al ego que se le presupone a todo político. A los nacionalistas les crecen los enanos, pero aún quedan 15 meses para comprobar si perderán el circo. ¡El espectáculo debe continuar!

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