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Del 'cagómetro' al 'excusómetro'

Del 'cagómetro' al 'excusómetro'

Daniel Herrera

Jueves, 1 de enero 1970

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En esta primera jornada del Mundial se podría hablar de tecnicismos, de la imposición del 4-3-3 o de la tendencia del 5-3-2 o de la salida lavolpiana, entre otros arabescos futboleros. Pero para el pueblo llano, en el cual se incluye un humilde plumilla, apenas se necesitan metáforas de impacto para resumir, a grandes trazos, lo que ha dado de sí este arranque algo rácano de Mundial.

El 'cagómetro' ha vuelto a estacionarse en varias de las selecciones favoritas: Argentina está en estado de sitio tras el empate frente a Islandia (1-1), destierro mediático para Messi incluido. El astro argentino está en el foco de todo vilipendio pampero. Liberman pide la hoguera del jugador del Barcelona, de Biglia, Mascherano y 10 jugadores más desde su espacio de Foxsports. Fiel a su línea. En ese baremo inquisitorial se muestra también Flavio Azzaro en TyC Sports, recordando ausencias notables como Icardi. Resultado: los jugadores huyen de la prensa en cada sesión de trabajo. El cagómetro ha hecho acto de presencia.

Brasil no se aleja de ese particular 'tembleque' estacionado de cintura para abajo. El tobillo de Neymar se ha convertido en cuestión de estado y todo el país enmudece tras el raquítico empate ante Suiza. Canguelo inesperado en la otrora favorita a todo.

Dentro de este selecto club acaba de entrar cuan elefante en cacharrería una desconocida Alemania que ha roto todos sus axiomas más placenteros. El escarnio otorgado por México -por cierto, su técnico Juan Carlos Osorio estaba en la picota desde hace dos años- ha despertado todas las alarmas. De los epítetos interminables de la prensa internacional se ha pasado a toda clase de crítica luciferina. No hay término medio en la Mannschaft: Dudas con Neuer y Ter Stegen, que si falta un nueve de raza o más toque en la medular... En definitiva, más cagómetro para alimentar las dudas.

Fuera de este aquelarre deportivo se sitúan los equipos que han salvado el expediente, preferiblemente bajo el signo del 1-0 o del empate con cierta 'chicha'. Es el club del 'excusómetro'. El resultado oculta las carencias y lagunas de varias selecciones. Es el caso de Uruguay, que ganó a base de testiculina a una Egipto sin Salah (1-0) y a Arabia Saudí sin casi nada (1-0). O Suecia merced al VAR (1-0 frente a Corea), sin obviar Inglaterra ante Túnez (2-1), que salvó los muebles en la prolongación gracias a Harry Kane, el único cartucho salvable de la "Bendita Albión" -cambio la metáfora de Marie de Ximénès para ser políticamente correcto-.

Alejados de estos anestesiantes ejemplos, lo de España y Portugal ha sido todo un bálsamo. Eso sí, un empate, pero algo refrescante. El excusómetro de la Roja oscila sin control: la marcha del seleccionador, un penalti camaleónico en el minuto 4, una pifia en la portería y un 3-3 de soslayo ante el vecino ibérico permite perdonar mil y una peripecias dentro de la turbulenta gestión de Rubiales en el seno de la RFEF. Y si esto no era suficiente, tenemos el insulso triunfo ante el muro iraní (1-0), con un gol bien anulado por la tecnología de los persas y con un Queiroz aún despechado desde el Neolítico con los “favores” arbitrales de su vecino ibérico. Ténganlo claro, si España no pasa, habrá excusas por doquier. Y con razón.

De esta dudosa escala -no encuentro término ni medida adecuado para ellos- escapan selecciones como Rusia -un grupo flojo, pero sigue cumpliendo con dos triunfos-, Bélgica -por supuesto-, Japón -por orgullo- y México -por sorpresa-, completan este provisional olimpo. Pero en este Mundial tan ciclotímico y de escasa pólvora -vamos, soporífero por momentos, el excusómetro sigue al acecho...

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