Cachetón sin manos

Y me refiero a la noticia que adelante este diario hoy del hallazgo de un varón como principal sospechoso de haber provocado el incendio forestal que arrasó con la joya de la corona de Gran Canaria, su cumbre y sus pinares. El hecho de que la investigación –que se inició nada más comenzar a arder el primer mato– haya dado sus frutos, es digno de relevancia y todo ello a pesar de que la misma aún se encuentra en fase de instrucción en el juzgado y el sospechoso sea presunto. Esa presunción de inocencia no quita a que se deba de valorar en su justa medida el trabajo de los especialistas del Seprona y la Brigada de Investigación de Incendios forestales del Cabildo (BIIF), que han hecho oídos sordos a las voces críticas y no han parado de buscar pistas hasta dar con el paradero de la persona que presuntamente habría cometido el mayor desastre ecológico en la isla después del gran incendio de julio de 2007.

Durante todo este tiempo se ha escuchado de todo, aunque si hay algo que verdaderamente ha molestado, no solo a mí, sino a los empleados del Cabildo que se jugaron la vida para acabar con el fuego, es que el incendio se generó por una imprudencia de los mismos que estaban quemando rastrojos cuando estaba prohibido.

En su momento salió a la palestra el propio presidente de la Corporación Antonio Morales, quien de manera enérgica desmontó esta perversa teoría diciendo la verdad y desmontando bulos groseros. Pero a pesar de esto, muchos otros se sumaron a esta corriente de opinión diciendo que no se decía nada del posible autor del incendio porque los investigadores tapaban a verdad para no delatar a sus compañeros de Medio Ambiente.

Pues el tener localizado al sospechoso despeja todas las dudas. No se ha dejado de trabajar en ningún momento para determinar el autor de esta catástrofe y además, en caso de que las pesquisas sean correctas y el acusado se siente en el banquillo, se podrá demostrar que los bulos son solo eso. Qué pena por aquellos que se creen cualquier cosa...