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Alicia en el país de las maravillas

Jueves, 1 de enero 1970

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Ya queda menos. Solo salir de casa y ver las calles repletas de caretos que intentan lanzar un mensaje que sinceramente no sé a quién va dirigido me aburre cada día más. Por cierto, algunos de esos caretos parecen rejuvenecidos, porque si los ves en persona podrías decir que son otros los que se presentan a las elecciones del 26M. Pero al margen de la anécdota, el domingo se acerca. Los nervios están a flor de piel. Algunos temen por sus poltronas, otros sueñan con conseguirlas y ya verán que todos se justificarán, da igual sus particulares resultados. Las del domingo son las elecciones que alteran a los pueblos, a los barrios, las que llenan las plazas de sopladeras y gorras, y que traslada la cruda realidad diaria en una fantasía de Alicia en el país de las maravillas.

Todos tienen sus previsiones, sus encuestas personales, pero nadie se fía. Las quinielas son varias y múltiples. El domingo debemos ir a votar, porque al margen de encuestas, el voto particular de cada uno de nosotros marcará la hora de la verdad y determinará cuál es el número de votos exacto, qué porcentaje tendrán sobre el resto unos y otros, y qué capacidad de pactos tendrán para poder alcanzar el objetivo de la gobernabilidad. Cinco urnas y cinco papeletas, en un galimatías para muchos de difícil comprensión. Ayer se celebró la sesión constitutiva de las Cortes, con presos incluidos, pero los movimientos de futuro están pendientes del 26M. Las elecciones generales nos ofrecieron un panorama claro, que los implicados intentan reeditar y los afectados no quieren ver y, con una venda en los ojos, intentan que el localismo no se vea arrasado por la ola actual.

Viendo los toros desde la barrera uno puede hacer un análisis claro de la locura que genera en los candidatos poder tener un cachito de gloria. Van a partidos de balonmano -el viernes ya verán nuevamente el palco del Rocasa hasta la bandera- cuando a más de uno no se les ha visto en la vida, ordeñan cabras, comen quesos, pruebas vinos de la tierra claro, se suben en parapente, juegan a fútbol sala, compran en los mercados, se suben a la guagua, etc.

El domingo llega una noche de nervios y de cuentas. De proclamar el triunfo o de justificar el fracaso. Verán imágenes como si hubiesen ganado la Champions League, ya sea en Valsequillo o en Artenara. Pero llegará el 27M y el 28M y las familias canarias seguirán en su lucha particular, sin solución política, de pasar por el quirófano cuanto antes, de encontrar que su familiar obtenga la evaluación definitiva y se le otorgue una plaza de dependencia, o de remar sin agua para que su familia llegue a final de mes.

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