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75%, una marca de identidad

Jueves, 1 de enero 1970

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Los canarios nos hemos identificado tanto con ella que la hemos convertido en una marca de identidad. Ser canario es sinónimo de poder viajar, de abandonar la isla y regresar a ella, y hacerlo de forma barata, en las mismas. o mejores condiciones, que hacerlo desde Madrid a Barcelona. Viajar barato nos distingue del resto de los españoles, nos añade un grado más a ese exotismo de la magia del ser isleños que tanto llama la atención a los peninsulares y que tanto molesta a los funcionarios del Ministerio de Fomento.

La medida del 75% es de las mejores acogidas por los canarios. Comprobar el pasado año que al día siguiente de publicarse el en BOE los presupuestos podíamos ir a Tenerife en un barco por diez euros nos llenó de satisfacción. Tanto nos gustó que las compañías no dan abasto y se ha incrementando el tráfico de pasajeros en más de un millón de pasajeros. La posibilidad de viajar a la península por 30 euros se convirtió en un nuevo anhelo que se vio bruscamente defraudado con el torpe pronunciamiento del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, de tramitarlo despacito, sin prisas y en contra de la promesa hecha de que entrara en vigor al día siguiente de su publicación. El PSOE no se esperaba la airada reacción de los canarios ni la unidad de los partidos políticos para hacer frente a un absurdo planteamiento funcionarial, claramente dirigido para torpedear un derecho políticamente reconocido a los españoles insulares.

Nueva Canarias acertó plenamente al defender y negociar los descuentos en los viajes. Será lo que los canarios recordemos frente a la baterías clásicas de obras y subvenciones. El 75% está en la memoria colectiva porque afecta directamente a las personas, a sus desplazamientos, vacaciones, estudios y negocios...a su economías, mientras que el dinero que llega para popurrí de obras y convenios nunca se saben muy bien en qué manos terminan. Solo periodistas, expertos y los muy interesados en las subvenciones y en la política hablarán de ellas y de la reforma del Estatuto o el REF, a pesar de su extraordinaria importancia. A pesar de vivir en la etapa de las promesas lo tangible sigue siendo lo que convence a la mayoría.

El éxito del 75% ha sido de tal calibre que ha logrado movilizar a toda la clase política para arrogarse, si no su paternidad, porque es imposible desvincular a Nueva Canarias de esta iniciativa, al menos la relación directa con la misma y con las soluciones. El tiempo echado en este asunto por los partidos políticos para hurtar a Nueva Canarias el protagonismo pone de relieve el valor político de la idea de Román Rodríguez y los suyos.

Lo paradójico de este intento de robo de paternidad y protagonismo es que quien lo trató de ejecutar se dedicó durante mucho tiempo a ponerle palos en la rueda o, directamente, despreciar el asunto directamente. La proximidad de las elecciones explica las contradicciones de algunos partidos políticos con este tema, y la necesidad de comprometerse directamente con el asunto.

Pero si alguna enseñanza deben sacar los partidos políticos de este último episodio en torno a los billetes aéreos es que los ciudadanos quieren políticas directas, que afecten a su vidas, que les permitan aligerar las dificultades de sobrevivir en una sociedad en la que cada día es más difícil tener proyectos y realizarlos. La crisis económica ha dejado un gran vacío, sobre todo en las clases medias, que han visto empobrecidas y destruidas sus expectativas de futuro. Pensar en las personas, en sus necesidades directas, y no en la obra pública como solución indirecta de todos los problemas y emblema electoral, es el nuevo reto político. Pensar en “canario”, en los elementos de identidad-necesidad, es quizás la aportación de Nueva Canarias a este nuevo escenario político.

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