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«Nuestra mayor limitación es el oleaje»

«Nuestra mayor limitación es el oleaje»

El teniente Francisco Javier Gimeno Benito-Sendín es uno de los dos pilotos que, junto con un mecánico, lucha contra el fuego a bordo del hidroavión Bombardier CL415. Por la tarde retomó la actividad tras llegar un recambio desde Málaga

Jueves, 16 de julio 2020, 15:16

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Solo en las primeras tres horas de trabajo durante la tarde del domingo, el hidroavión Bombardier CL 415 del Grupo 43 de Fuerzas Aéreas del Ejército del Aire fue capaz de llevar a cabo «siete descargas en tierra» sobre el incendio que arrasa una parte considerable de las cumbres de Gran Canaria.

«En un día, podemos estar en activo durante nueve horas y podemos llevar a cabo entre 25 y 30 descargas sobre el fuego», apuntó en la mañana de ayer el teniente Francisco Javier Gimeno Benito-Sendín, uno de los dos pilotos de este hidroavión, mientras esperaba a que llegara de Málaga otra aeronave similar, porque con la que trabajó el domingo sufrió una avería eléctrica.

«En cuanto llegue, saldrá al incendio. Viene directo desde Málaga, sin escalas. Si procediera de Madrid, sí tendría que repostar antes», apuntó este teniente sobre un hidroavión que comenzó a luchar contras la llamas desde primera hora de la tarde de ayer.

«Nuestra mayor limitación para repostar es el oleaje. No podemos hacerlo si hay más de un metro de olas de mar de fondo. Hemos encontrado en el Puerto de Las Palmas de Gran Canaria un lugar perfecto. Ha sido uno de nuestros lugares de entrenamiento en otras ocasiones. Si no cambian los vientos ni las mareas, seguiremos ahí cargando agua. En tierra también se puede hacer, con la Unidad Militar de Emergencias, pero se tarda más tiempo», advierte el teniente.

Este militar aclara que, aunque se priorizará «la recarga en el mar», esta operación, que se ha convertido en una atracción en la Avenida Marítima de la capital grancanaria, es muy complicada.

«Es un trabajo duro física y mentalmente. El avión exige mucho y cada aterrizaje en el mar es una locura. Requiere una concentración máxima. La ayuda del Puerto para controlar el tráfico ha sido muy importante», destaca uno de los dos pilotos, junto con un mecánico, que va a bordo de este Bombardier CL415.

El teniente Francisco Javier Gimeno Benito-Sendín reconoce que la orografía de la isla complica las labores de extinción desde el aire de un incendio que tiene consternado al archipiélago. «Nuestro avión tiene casi 30 metros de envergadura y entrar por los valles que tiene la isla para sobrevolar las llamas es complicadísimo. Requiere de una enorme concentración y de mucha colaboración», asegura.

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