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«Todos nos dimos la mano y rezamos, eso nos tranquilizó»

El tinerfeño Adal Márquez no ha parado de atender a medios de comunicación desde que el miércoles viviese en primera persona el atentado de La Rambla. Estaba en su puesto de responsable del local Boadas Cocktails cuando escuchó un estruendo en la calle, se asomó a la cristalera y vio «a mucha gente tirada en el suelo y los demás corriendo a todos lados. En ese instante abrí la puerta de la coctelería y entró un tropel de personas, muchas de ellas ensangrentadas, otras muy nerviosas, en estado de shock... Nos juntamos unas 25 personas dentro y se vivieron momentos de mucha tensión», recuerda.

Francisco José Fajardo y Enviado especial a Barcelona

Jueves, 16 de julio 2020, 12:41

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Este canario cuenta al detalle cuando «un chico francés los reunió a todos de manera espontánea en círculo, nos dimos las manos, y empezamos a rezar. Eso fue lo que tranquilizó el ambiente y ayudó a pasar de la mejor manera las cuatro horas y media que estuvimos encerrados dentro del local. Fue duro, sobre todo al principio cuando la gente estaba muy atacada, era una locura», detalla aún afectado.

«Muchos medios llamaban por teléfono para preguntarnos cómo estábamos y al principio nos decían que no habían víctimas y que no se confirmaba si era o no un atentado, pero nosotros sabíamos que sí porque habíamos visto los cuerpos tirados en el suelo y el estado de angustia que rodeaba toda la zona. Se veían cuerpos reventados y estaba claro, desde el minuto uno, que era un atentado terrorista», sostiene.

De sonido de fondo, afirma Adal Márquez, se escuchaban «las sirenas y se veían a muchos policías con metralletas por todos lados como si fuera una guerra. En la puerta teníamos a dos Mossos armados hasta los dientes que no nos dejaron abrir la puerta, fue angustioso».

Un segundo estruendo encendió la alarma

«Desgraciadamente», comenta el canario Adal Márquez, «uno ve las noticias y se siente afectado por atentados en Londres, París o Bruselas, pero nunca piensas que pueda ocurrir en la puerta de tu local», declara en la puerta de Boadas Cocktails, el lugar donde se refugió más de una veintena de personas minutos después del atentado de La Rambla.

Aún recuerda el coctelero como, a las 21.30 horas, les recogió la policía y les llevaron desde el local «a todos juntos por una calle que nos alejaba de la zona del atentado. Pero cuando íbamos de camino, de repente se escuchó otro estruendo y empezó todo el mundo a correr en estado de pánico. Nos pudimos refugiar en una pizzería de aquí al lado y cuando vimos a los policías con las armas en la mano, pensamos lo peor», explica. «Desconocíamos si había un loco dando tiros o era una falsa alarma y esos sí que fueron los peores momentos. La gente gritaba, lloraba y entramos a la pizzería pensando que alguien iba aparecer para hacernos algo. Después de una hora, le lloré a un policía para que me ayudara a llegar a mi casa. Gracias a Dios me escoltó hasta la puerta», cuenta Adal Márquez.

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