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Madrid ya prepara una segunda morgue por el coronavirus

Madrid ya prepara una segunda morgue por el coronavirus

El Gobierno regional ultima un segundo recinto para descongestionar el Palacio de Hielo.

José Antonio Guerrero / Madrid

Jueves, 1 de enero 1970

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La Comunidad de Madrid está trabajando con el objetivo de abrir en la capital, en los próximos días, una nueva instalación para acoger fallecidos por el coronavirus (COVID-19) y que se sumaría a la que ha entrado en funcionamiento esta semana en el Palacio de Hielo. Al igual que ésta, se trata de una medida excepcional y temporal para así facilitar el trabajo a los servicios funerarios, mitigar el dolor de los familiares de las víctimas y la situación que se está registrando en los hospitales de la región.

El dispositivo está siendo preparado a través de la consejería de Interior, Justicia y Víctimas y su localización prevista en la Ciudad de la Justicia(en Valdebebas, muy cerca del hospital de campaña de Ifema), concretamente en el edificio diseñado para ser la sede del Instituto Anatómico Forense de Madrid, recinto que contaría con todas las garantías para la función encomendada en su apertura. La Comunidad de Madrid, a través de la Consejería, trabaja para habilitar los espacios que permitan acoger alrededor de 200 cadáveres en cámaras de conservación y locales con los que cuenta el edificio. Durante estos últimos días se están llevando a cabo trabajos de acondicionamiento y para garantizar el suministro eléctrico en las instalaciones.

De este modo se aliviaría el Palacio de Hielo, cuya pista de hielo se ha habilitado como una gran morgue donde desde hace varios días están siendo trasladados los cadáveres de enfermos, fallecidos por coronavirus. Precisamente este viernes ha sido el segundo día en que un sacerdote de la Archidiócesis de Madrid ha oficiado un breve responso en la pista del Palacio de Hielo ante las hileras de féretros con los cuerpos de los fallecidos por coronavirus que aguardan su turno para su incineración.

El jueves lo hizo el obispo auxiliar de Madrid, monseñor José Cobo, y desde entonces son curas de las parroquias cercanas los que van a ir acudiendo a realizar los responsos para acortar los desplazamientos al máximo. Protegidos con mascarilla y guantes y con un salvoconducto del Arzobispado para poder sortear los controles policiales, el sacerdote se coloca en la misma pista de hielo ante los difuntos, lee la palabra de Dios, hace unas peticiones y se despide con una oración final. Apenas diez minutos para el eterno descanso de los que han caído en esta guerra silenciosa contra la pandemia, que ya ha obligado a habilitar una segunda morgue en la capital.

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