El vehículo elegido para el desarrollo ha sido un Mazda MX-5 de 1992, un clásico con una innegable personalidad que ha recibido varios premios por su diseño. El diseño está realizado por Matías Noble, que adaptó las tendencias actuales de tatuajes a los volúmenes del vehículo. En las imágenes se combinan esculturas de estilo barroco, en su mayoría de Bernini, e iconos del ámbito digital, como el puntero de un ratón. Como tatuar el vehículo entero resultaba imposible por costes y por plazos, se decidió ubicar el tatuaje en el capó. En él han trabajado durante más de 40 horas un equipo de 10 tatuadores, alternándose en grupos de cuatro.
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