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Viernes, 9 de junio 2023, 14:35
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En momentos de crisis es cuando algunas empresas logran sus mayores éxitos. Así ha sucedido con las gasolineras automáticas y «low cost», que se están consolidando y extendiendo en nuestro país, sobre todo en los últimos meses por la fuerte subida de los precios de los carburantes.
En este contexto, una pequeña estación de servicio nacida en Martos (Jaén) en 2013 celebra ya su décimo aniversario. Y en este tiempo las cosas han cambiado mucho. Petroprix abría su primera estación automática, un sistema extendido en el norte de Europa, pero que apenas se conocía en España, ante las dudas de muchos potenciales clientes. Actualmente hay casi 1.300 gasolineras automáticas, un 45% más que antes de la pandemia, y alcanzan el 13% de cuota de mercado.
Uno de los temas que más se ha cuestionado de estas gasolineras automáticas, sobre todo desde los operadores tradicionales (Repsol, Cepsa, BP, etc.) es el de la calidad de los carburantes que venden. Lo cierto es que no existen diferencias de producto, sino que la clave está en unos márgenes muy reducidos y una mayor agilidad, lo que permite a este tipo de gasolineras ofrecer el precio del litro un 10% más barato de media.
Repostar en una gasolinera de marca consolidada en lugar de en una automática, de bajo coste o «low-cost» puede suponer un desembolso extra de hasta veinte céntimos por litro. Una diferencia importante cuyo origen no está en la materia prima, sino en los aditivos que las grandes petroleras deciden añadir para aumentar el rendimiento.
Ante la buena acogida de su primera estación de servicio Petroprix se trazó un plan a nivel autonómico, primero, y, después, nacional para hacer llegar los beneficios de esta tecnología aplicada a gasolineras al resto de españoles.
Tras su gran inversión durante estos 10 años, la compañía ha puesto en marcha, de forma orgánica, más de 145 estaciones de servicio y tiene en tramitación más de 75, repartidas entre Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra, Cataluña, La Rioja, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Madrid, Murcia, Castilla La Mancha, Andalucía, Islas Canarias e Islas Baleares.
El objetivo para finales de 2023 es cerrar el año habiendo alcanzado más de 165 estaciones en funcionamiento, consolidándose como la compañía líder en estaciones de servicio automáticas sin franquicia en España.
Ahora la mayor operadora andaluza independiente de carburante sin franquicia, lanza un plan promocional por su décimo aniversario con descuentos de 10 céntimos por litro para abaratar el precio del carburante a todos los conductores que reposten estando registrados en su aplicación. Esta acción está enmarcada dentro de los actos programados para celebrar el décimo aniversario de la compañía.
Así, cualquier conductor que quiera acceder a estos descuentos debe repostar, entre el 10 y el 20 de junio consiguiendo automáticamente, por cada litro repostado, un descuento de 10 céntimos por litro en los repostajes que realicen del 21 de junio al 31 de julio a través de la aplicación de Petroprix, coincidiendo con la operación salida y la operación retorno.
La gasolina es uno de los derivados más importantes del petróleo, una mezcla de hidrocarburos (moléculas de carbono e hidrógeno) que se origina con la descomposición de organismos vegetales y animales, acumulados en el fondo del mar y lagos , sepultados bajo altas presiones y altas temperaturas durante millones de años.
El petróleo crudo es extraído y aquel que no es llevado a los buques para su exportación es conducido a las refinerías, donde los tipos de hidrocarburos que lo componen s on separados para luego ser aprovechados . La gasolina es formada con el petróleo refinado, utilizado principalmente como combustible, es esencial para la red mundial de transporte, el combustible primario que hace funcionar los motores de combustión interna que mueven la mayoría de los automóviles y otros sistemas de transporte.
Para que se pueda obtener lo que hoy es la gasolina previamente hay que calentar el petróleo. A medida que sube la temperatura, los compuestos con menos átomos de carbono en sus moléculas (y que son gaseosos) se desprenden fácilmente ; después los compuestos líquidos se vaporizan y también se separan, y así, sucesivamente hasta obtener las diferentes secciones. Esto se realiza en una torre de destilación, la parte clave de la refinería. Cuando el crudo está dentro, se calienta hasta alcanzar los 400 °C y hace que los vapores suban a través de las diferentes secciones, donde las sustancias se van condensando en función de sus características.
Los primeros vapores que se licúan son los del gasoil pesado, a 300º C aproximadamente , después el gasóleo ligero a 200º C; a continuación, la kerosina a 175º C, la nafta y por último, la gasolina y los gases combustibles que salen de la torre de fraccionamiento todavía en forma de vapor a 100º C. Esta última fracción se envía a otra torre de destilación, donde se separan los gases de la gasolina.
Los procesos de refino del petróleo se han desarrollado en respuesta a las cambiantes demandas del mercado para ciertos productos. Con la llegada del motor de combustión interna la tarea principal de las refinerías se convirtió en la producción de gasolina, pero las cantidades disponibles de la destilación eran insuficientes para satisfacer la demanda de los consumidores. Las refinerías comenzaron a buscar maneras de producir más gasolina y de mejor calidad y para ello desarrollaron los procesos de refinación del petróleo de dos formas: romper grandes moléculas de hidrocarburos pesados y remodelación o reconstrucción de las moléculas de hidrocarburos.
Una vez que sale de la refinería, la gasolina se transporta a los depósitos al transcurrir un período obligatorio de almacenamiento, el combustible es transportado a las estaciones de servicio y posterior a esto es vendida a los usuarios . La gasolina es esencial para la red mundial de transporte, sirviendo como combustible primario que hace funcionar los motores de combustión interna que mueven la mayoría de los automóviles y otros sistemas de transporte como trenes, barcos, fábricas industriales.
El gasóleo (también llamado diésel por el tipo de motor en el que se utiliza como combustible) es un hidrocarburo que se consigue mediante un proceso de destilación del petróleo . Para ello se utiliza la «torre de crackeo» donde se introduce el petróleo crudo y se calienta. El vapor se condensa y el residuo se utiliza para grasas, aceites pesados y fibras textiles. Después, el vapor condensado vuelve a calentarse y de esa segunda destilación se obtiene fuel oil. Si se vuelve a destilar, se obtiene gasóleo, con otra destilación más se obtiene queroseno, con la siguiente se obtiene gasolina, y si se destila la gasolina se obtiene nafta.
Cada proceso de destilación proporciona un hidrocarburo más ligero que su antecesor y el residuo que se va dejando se utiliza para diferentes cosas, desde fibras textiles y aceites pesados , hasta medicamentos. Luego, cada uno de los destilados es purificado y se le agregan aditivos para hacerlos más eficientes, menos contaminantes y más estables químicamente.
En el mercado, podemos encontrar tres tipos de gasóleos . El gasóleo A, indicado para los vehículos de automoción. El gasóleo B, utilizado en maquinaria agrícola, embarcaciones y vehículos autorizados. Y el gasóleo C, destinado a calderas de calefacción, ya que contiene un elevado nivel de parafina que aporta un alto nivel calorífico.
Como corresponde a su mayor número de carbonos, el diésel es más pesado que la gasolina y evapora mucho más lentamente , pero tiene mucho más poder calorífico. Debido a ese mayor poder energético y a un mejor proceso de combustión, el diésel es un 30% más eficiente que la misma cantidad de gasolina. Aunque hay que tener en cuenta también que es necesario un 25% más de petróleo para hacer el diésel, así que si nos fijamos eficiencia de un combustible basándonos en los «equivalentes de petróleo», un motor diésel nos permitiría hacer un 20% de kilometraje más que uno de gasolina.
Las diferencias entre ambos tipos de combustible no acaban aquí, hay que tener muy en cuenta también las consecuencias medioambientales de cada uno de ellos . La gasolina produce una mayor cantidad de dióxido de carbono (CO2), ya que hay que quemar más cantidad para obtener el mismo resultado que con el diésel, con lo que contribuye más al efecto invernadero, mientras que el diésel produce más cantidad de óxidos de nitrógeno y hollín , que por otro lado pueden ser causantes de lluvia ácida y el «smog», o bruma fotoquímica, que se puede ver en las proximidades de grandes centros urbanos.
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