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Dos mineros de la región del Donbass, en una imagen de archivo. R. C.
«Tenemos una vida de mierda y la guerra solo la ha empeorado»

«Tenemos una vida de mierda y la guerra solo la ha empeorado»

Los mineros del Donbass. La cuenca minera de Ucrania, una de las más importantes del mundo, llevaba años en crisis. Los combates con los separatistas prorrusos la han llevado al borde del colapso

david s. olabarri

Enviado especial. Ucrania

Martes, 1 de febrero 2022, 21:08

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En Selydove hay más farmacias que bares y supermercados. No hay muchos servicios ni tampoco cosas para divertirse. En la calle principal, en un pequeño parque nevado, se puede ver el monumento a los caídos en la Segunda Guerra Mundial. También hay una escultura con una especie de bola del mundo. Fue edificada en 2015 en el mismo sitio en el que estaba la estatua de Lenin que llevaba décadas dominando la ciudad. Hay un edificio que destaca en el centro: la escuela técnica de extracción de carbón.

Selydove es una ciudad de unos 30.000 habitantes. Forma parte de una de las mayores cuencas mineras del mundo. Hay más farmacias que bares por necesidad. En torno al 30% de sus vecinos trabaja en las minas del Donbass, al este de Ucrania, cerca de la frontera con Rusia. Trabajan en cuatro turnos que cubren las 24 horas del día. Lo hacen a cientos de metros de profundidad, sin ver luz natural, respirando sustancias tóxicas, jugándose la vida. Otro porcentaje importante de la población son jubilados. La mayoría tiene mala salud. Muchos sufren silicosis pulmonar. Otros muchos tienen problemas de alcoholismo. La esperanza de vida en esta zona es de unos 62 años, diez menos que la media del país.

«La verdad es que aquí tenemos una vida de mierda. Y lo peor es que no tenemos esperanzas en que el futuro vaya a ser mejor», confiesa Vladimir Nicolai mientras enciende otro cigarrillo. En invierno, para ir al cine, los vecinos de Selydove tienen que coger el coche y conducir 15 minutos hasta Pokrovosk por una carretera helada.

Este municipio es el prototipo de «urbanismo soviética». No hay construcciones anteriores al siglo XX. Todas las casas se parecen y los tubos que llevan el gas a los edificios están levantados a dos metros del suelo para ahorrar costes de mantenimiento. El clima es duro. El trabajo, todavía más. Y la guerra que azota a esta región fronteriza de Ucrania desde 2014, a escasos kilómetros de los combates entre el ejército ucraniano y las zonas controladas por los separatistas prorrusos, no ha hecho si no empeorar las cosas. Aquí, nadie sonríe.

Selydove se levantó hace unos 70 años por pura necesidad. Las empresas soviéticas necesitaban energía. En el este de Ucrania se descubrieron gigantescas reservas de carbón. La mina Rusia (hoy llamada Kotlarevski) empezó a funcionar en 1956. Se calcula que podría seguir dando un millón de toneladas de carbón durante los próximos 60 años. En estas circunstancias, empezaron a edificarse ciudades para poder acoger a tantos trabajadores. Y el Donbass se convirtió en una de las mayores cuencas mineras del mundo. Era una época de prosperidad para la región.

Uno de esos trabajadores fue el padre de Vladimir, que llegó en 1975 con su familia desde un pueblo del occidente ucraniano para trabajar en una de las minas de la estepa. Vladimir siguió sus pasos, como casi todos en el Donbass. Todavía hoy, casi 2 de los 5 millones de personas que viven en este territorio fronterizo trabaja bajo tierra.

Vladimir Nicolai ha trabajado 20 años en las minas.
Vladimir Nicolai ha trabajado 20 años en las minas. D. Olabarri

Vladimir tiene hoy 53 años, pero aparenta muchos más. Ha pasado 20 años trabajando en las minas. Sus manos son duras como el hierro. Tose bastante y sufre dolores crónicos de espalda. Ya está jubilado. Los mineros se jubilan en torno a los 45 años y cobran una pensión de unos 600 euros, casi como el sueldo que percibían, muy por encima de la media en Ucrania. Pero Vladimir ha inhalado mucho polvo y sabe que hay cosas más importantes que el dinero. Quiere luchar por mejorar las condiciones de sus compañeros. Ahora dedica su tiempo al sindicato de trabajadores de las industrias mineras de Ucrania.

En ruina

Las minas del Donbass llevan años en crisis. Las 26 más importantes están en manos del estado. Vladimir desvela que arrastran una deuda de unos 300 millones de euros sólo en electricidad y que el Gobierno, en 2018, compró millones de toneladas de carbón a otros países por sus menores costes de producción. Las minas del Donbass están en la ruina. La mina Rusia llegó a tener más de 3.000 empleados. Hoy tiene 1.461. Si no las cierran es porque «supondría un desastre en la región». No sólo por los empleos. «En esta zona sólo el 30% de los habitantes se puede calentar en sus casas con gas. Necesitan el carbón». Los mineros señalan a la mala gestión del Gobierno.

LOS DATOS:

  • El Donbass.. Se trata de una de las mayores cuencas mineras del mundo. La mina Rusia (hoy llamada Kotlarevski) empezó a funcionar en 1956 y podría seguir en dando carbón otros 60 años.

  • Condiciones de vida. La esperanza de vida de los mineros del Donbass ronda los 62 años, 10 menos que el resto de la población de Ucrania.

Por si fuera poco, a esta crisis general se ha sumado la guerra del Donbass. Durante mucho tiempo los combates provocaron la paralización de las extracciones. Los recursos del país se dirigen hacia el ejército y ya no se invierte en la modernización de las minas, lo que agrava la situación. Pero, además, la guerra también ha generado un cisma en una comunidad dividida entre los simpatizantes prorrusos y los que apoyan al Gobierno de Ucrania. Muchos mineros dejaron las herramientas para coger las armas cuando empezaron los enfrentamientos. «Sólo queremos que nos dejen trabajar. Seguir adelante», insiste Vladimir.

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