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Mario Draghi, durante la rueda de prensa ofrecida este miércoles. AFP
Draghi se define «un abuelo al servicio de las instituciones»

Draghi se define «un abuelo al servicio de las instituciones»

Ante el fin del mandato de Mattarella como jefe del Estado de Italia y la posibilidad de sucederle, el primer ministro echa balones fuera y asegura que «mi destino personal no cuenta absolutamente nada»

Dario Menor

Corresponsal en Roma

Miércoles, 22 de diciembre 2021, 14:55

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El primer ministro italiano, Mario Draghi, que se considera «un abuelo al servicio de las instituciones», sigue sin aclarar si tiene intención de convertirse en el próximo presidente de la República en sucesión de Sergio Mattarella, cuyos siete años en el cargo terminan el próximo 3 de febrero y ha dejado claro que no aspira a la reelección. Pese a las repetidas preguntas que le hicieron este miércoles los periodistas acerca de su futuro político durante las cerca de dos horas que duró la rueda de prensa de fin de año, Draghi no quiso dar pistas y dejó todos los escenarios abiertos de cara a la votación que se celebrará en enero en el Parlamento para elegir al nuevo jefe del Estado.

Si finalmente Draghi se decide a intentar suceder a Mattarella, lo más probable es que cuente con un amplísimo respaldo por parte de los partidos políticos, a los que corresponde la elección del presidente de la República. Su Gobierno ya está apoyado por una heterogénea coalición de nueve partidos, que van desde la derecha de la Liga hasta la extrema izquierda. No obstante, cada vez más observadores piden que se mantenga al frente del Ejecutivo hasta el final de la legislatura en 2023: evitaría así la crisis política que provocaría el fin de su período como primer ministro y daría garantías de un buen uso de los fondos de recuperación europeos tras la pandemia.

«Mi destino personal no cuenta absolutamente nada. No tengo particulares aspiraciones de uno u otro tipo. Soy un hombre y un abuelo al servicio de las instituciones», dijo Draghi, recordando que la responsabilidad de quién será el próximo jefe del Estado corresponde a los partidos políticos. Pese a que el país está pendiente de si aspira o no a convertirse en presidente de la República, el más alto cargo del Estado, insistió en que esa elección «no está en las manos de los individuos», pues sería «una ofensa» hacia Italia, que es «mucho más que las personas individuales».

Capeando con humor las continuas preguntas sobre su posible ascenso hasta la colina del Quirinal, donde se encuentra el palacio homónimo que es la sede de la jefatura del Estado, el primer ministro no ahorró palabras de agradecimiento a Mattarella. Reflejó así el sentir mayoritario de los italianos, que reconocen el papel jugado por este siciliano de 80 años que ha resuelto en su siete años en el cargo tres graves crisis políticas. Según las últimas encuestas, el 70% de los ciudadanos confía en Mattarella. «Su ejemplo es la mejor guía sobre cómo hay que interpretar el papel del jefe del Estado. Ha garantizado la unidad nacional con una amplia mayoría que ha apoyado y protegido», dijo Draghi sobre el presidente saliente, del que también aplaudió su «dulzura y firmeza».

A diferencia del primer ministro, que prefiere de momento esconder sus cartas, quien ya ha dejado claro que aspira a convertirse en el próximo presidente de la República es Silvio Berlusconi, líder de Forza Italia y que contaría con el respaldo del bloque conservador en el Parlamento. Las fuerzas de izquierda y el Movimiento 5 Estrellas, en cambio, no parecen en cambio que vayan a permitírselo.

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