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Un grupo de neonazis. RC
Cadena perpetua para un neonazi por el asesinato de un político conservador

Cadena perpetua para un neonazi por el asesinato de un político conservador

Es el primer crimen de la ultraderecha contra un representante del estado alemán desde el nazismo

Juan CArlos BArrena

Berlín

Jueves, 28 de enero 2021, 10:56

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Pena máxima para el protagonista del primer asesinato ultraderechista de un político en Alemania desde la época del nacionalsocialismo y el régimen de Adolf Hitler. La Audiencia Superior de Fráncfort condenó hoy a cadena perpetua al neonazi de 47 años de edad Stefan Ernst por la muerte a tiros de Walter Lübcke, presidente del gobierno del distrito regional de Kassel, en el centro de Alemania en junio de 2019. Los jueces establecieron la culpa máxima del acusado, lo que supone que la pena no podrá ser revisada a los 15 años, y se reservaron además el derecho de dictar custodia de seguridad, que de ser ejecutada supondría que permanecerá encarcelado hasta su muerte. Markus H., otro conocido neonazi y amigo del asesino, fue declarado inocente del cargo de complicidad en el crimen, pero fue condenado a año y medio de prisión en régimen de libertad condicional por proporcionar a Ernst el arma homicida.

Stefan Ernst ejecutó de un disparo en la cabeza a Lübcke en la noche del 2 de junio de 2019 cuando su víctima se encontraba sentada en la terraza de su casa en la pequeña localidad de Wolfhagen-Istha, al norte del céntrico estado federado de Hesse. El motivo fueron unas declaraciones de Lübcke en una reunión ciudadana en octubre de 2015, en las que, en plena crisis de los refugiados y cuando cientos de miles de ellos llegaban a Alemania, el alto funcionario conservador defendió públicamente a la canciller federal, Angela Merkel, por su política de acogida y la construcción de un centro para recibir y cobijar a los migrantes en su distrito. En ese acto estuvieron presentes Stefan Ernst y Markus H., que publicaron poco después un corto con declaraciones de Lübke en las redes sociales y azuzaron las críticas y amenazas contra el político.

Ernst que fue identificado y detenido tras dejar su huella de ADN en el lugar del crimen, confesó los hechos desde el principio, aunque a lo largo del tiempo en tres versiones diferentes, la última de ellas para acusar a Markus H. de complicidad y de haber estado presente en el momento del asesinato, aunque esto último no pudo ser demostrado durante el juicio y el interesado guardó silencio durante todo el proceso. La fiscalía había reclamado cadena perpetua y régimen de custodia de seguridad inmediato para Ernst y nueve años y ocho meses de cárcel para Markus H., mientras los abogados del primero reclamaron una pena menor por homicidio y los del segundo la inocencia de su cliente y su inmediata puesta en libertad.

La acusación particular formada por la viuda de Lübcke y sus dos hijos adultos reclamó que Markus H. fuera condenado como cómplice del asesinato. La familia de la víctima creía en la última declaración del acusado en la que implicaba a su antiguo amigo y afirmó que estuvo presente cuando disparó al político conservador a quemarropa en la cabeza. El proceso, que comenzó en junio pasado, se desarrolló a los largo de 42 sesiones en condiciones de extrema seguridad, también sanitaria. Espectadores y representantes de los medios tuvieron que asistir con mascarilla a la sala del juicio, donde numerosas plazas quedaron vacías para guardar la obligada distancia de seguridad. La mayoría de los periodistas se vieron obligados por ello a seguir el desarrollo del proceso en una pantalla situada en una gran sala aneja.

La sentencia fue celebrada por quienes más sufren la amenaza neonazi y de la ultraderecha. El presidente del Consejo Central de los Judíos en Alemania, Josef Schuster, subrayó que el veredicto supone «una clara señal contra el racismo y el extremismo de derechas» y «una reacción adecuada ante ese horrible crimen». El Comisionado para Víctimas del Terrorismo del Gobierno Federal, Edgar Franke, señaló que la sentencia es un paso importante a la hora de superar el atentado de la extrema derecha por la vía jurídica. «La digestión política del caso debe continuar», exigió el representante del ejecutivo de Berlín, quien subrayó que no debe caer en el olvido «este asesinato motivado por el odio y el desprecio humano».

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