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Lourdes Gómez
Londres
Miércoles, 29 de marzo 2023, 20:17
«Es difícil suprimir la verdad», advierte la baronesa Doreen Lawrence en el testimonio escrito que acompaña su demanda contra los tabloides británicos, Daily Mail y Mail on Sunday. El popular diario y su entonces director Paul Dacre dirigieron la campaña pública pidiendo justicia y la captura de la pandilla de jóvenes racistas que mataron a Stephen, el mayor de los tres hijos de Lawrence, en abril de 1993. La madre y activista acusa ahora al mismo periódico, en un caso compartido con el príncipe Enrique y Elton John, entre otras celebridades, de recurrir a «actos ilegales» para robar y comprar información en beneficio de la firma.
«Creía que el Mail estaba de parte de mi hijo, que le importaba llevar a sus asesinos ante la Justicia. Me duele saber que me tomaron por una idiota», añade en su escrito. Lawrence y el resto de los demandantes coinciden en que descubrieron la supuesta corrupción criminal de la redacción del periódico a partir de confesiones de detectives privados contratados por el grupo Associated Newspapers (ANL). La baronesa recuerda en su testimonio que fue en enero de 2022 cuando le informaron que tanto ella como la investigación policial sobre la muerte de su hijo cayeron en el objetivo de expertos en acceder recibos telefónicos, cuentas bancarias y comunicaciones privadas. Fue un encargo, escribe, para la «seguridad interna» del Mail, que quiso cerciorarse de que no ella cobraba «comisiones ni trabajaba para otros periódicos», además de vigilar sus «actividades políticas con grupos de izquierdas». «Lo que más me dolió fue el sentimiento de traición», dice de un medio y su equipo al que tenía como «amigos»
ANL niega las alegaciones de prácticas criminales para conseguir información y ha recurrido esta semana al juez encargado del macrocaso, Mathew Nicklin, para que aborte el procedimiento civil, impidiendo que proceda a juicio en el que saldrían a relucir el conjunto de evidencias de ambas partes. «Rechaza las demandas en su totalidad», declaró el abogado del grupo mediático, Adrian Beltrami, en la tercera jornada de audiencias preliminares. El letrado argumenta, en todo caso, que es «muy tarde» para proceder con denuncias sobre hechos que sucedieron entre 1993 y 2007, en el caso de Lawrence.
En disputa está la fecha en que prescribieron los supuestos delitos. La ley estipula seis años desde que el denunciante tuvo conocimiento de la fechoría mediática, y sobre este dilema giraron gran parte de los argumentos entre los letrados y el juez. El representante del Mail puso en duda que las víctimas de las supuestas intromisiones no hubieran detectado en su día «que algo iba mal». «¿Quizá creyeron que la información la facilitó un conocido o familiar?» le cuestionó el magistrado.
Beltrami advirtió, además, que su cliente cuenta con el testimonio jurado de uno de los detectives implicados, Gavin Burrows, que niega haber delinquido por encargo del Mail o del Mail On Sunday. Nicklin intervino de nuevo para señalar que las declaraciones contradictorias de Burrows al Mail y a sus demandantes se merecen ser probadas en un juicio propiamente dicho. En sus manos está archivar el caso o enviarlo de vuelta al juzgado para destapar la verdad.
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