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Michigan se rebela contra el confinamiento

Michigan se rebela contra el confinamiento

No hacían nada ilegal, y aún así obligaron a muchos legisladores a votar con una pistola en la cabeza, literalmente. La Manifestación de Patriotas Americanos comenzó como muchas, en coche, pero su objetivo no era solo presionar para que Michigan reabriese la economía, sino poner en apuros a la gobernadora Gretchen Whitmer, que resistió el clamor de los armados al prorrogar la orden de confinamiento.

Mercedes Gallego / Nueva York

Jueves, 1 de enero 1970

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Michigan es uno de los estados que permite portar armas libremente mientras no se escondan, y estos las llevaban bien visibles. Rifles automáticos de guerra que parecían ametralladoras de hombro. Cuando se bajaron del coche sin mascarillas para entrar en el Capitolio, un lugar de libre acceso por considerarse «la casa del pueblo», nadie pudo detenerlos. La policía les tomaba la temperatura al entrar con la esperanza de filtrar a los que sufrieran el Covid-19.

El estado cuna del automóvil tiene más positivos que el Reino Unido, con seis veces menos población. Pero también tiene una gobernadora demócrata y es campo de batalla para las próximas elecciones. Tres factores que han puesto a Gretchen Whitmer en la mira. La gobernadora ha permitido la vuelta al trabajo de algunos negocios, pero mantendrá cerrados bares, restaurantes y cines hasta el 28 de mayo. No es de extrañar que las dos cámaras, en manos de republicanos y bajo la mira de esas armas, votase en contra y se disponga a tomar acción legal contra la gobernadora, a la que también atacó este viernes Trump cuando salió en defensa de los armados. «Son buena gente, pero están cabreados. Lo que quieren es que les devuelvan sus vidas», tuiteó.

El mandatario ha delegado la gestión de la pandemia en los gobernadores de cada uno de los 50 estados de la Unión, creando un auténtico caos de medidas. Casi la mitad de ellos empezará a relajarlas este fin de semana. Mientras, Trump ataca y arenga a la rebelión de quienes limitan sus movimientos. Sus tuits incitando a «liberar» Virginia, Michigan, Minnesota, todos ellos campos de batalla electoral en manos de demócratas, dieron la señal de guerra a sus milicias el pasado 15 de abril.

El jueves vestían gorras rojas de su campaña con el eslogan de MAGA (Make America Great Again), pantalones de fatiga y esvásticas nazis. Coreaban el «¡Enciérrala!» que acuñase en 2016 contra Hillary Clinton y no dejaban duda de a quién rendían lealtad. «Muchos de estos manifestantes no están conectados por las preocupaciones sobre estas políticas sino por los esfuerzos para reelegir al presidente», explicó este viernes Jane Coanston a los lectores de Vox. «La apuesta política de Trump requiere culpar del desastre económico de la pandemia a los gobernadores demócratas mientras que los otros estados vuelven a la normalidad».

Si la culpa de las consecuencias económicas recaerá sobre los gobernadores demócratas, los chinos se llevarán la responsabilidad de crear el virus y la Organización Mundial de la Salud (OMS) la de no haber avisado a tiempo. El mandatario aseguró el jueves haber visto pruebas de que partió del laboratorio de Wuhan por error. «Y la OMS debería estar avergonzada porque son como la agencia de relaciones públicas de China», insistió. The New York Times publicaba ese día que el gobierno presiona a la inteligencia nacional para que suscriba esa teoría, sin confirmar.

En un movimiento inusual, la Oficina del Director Nacional de Inteligencia, que coordina a las 17 agencias, emitió un comunicado en el que dice estar de acuerdo con el consenso científico de que «el covid-19 no está hecho por el hombre ni modificado genéticamente».

Trump dijo no estar autorizado para hablar de qué pruebas ha visto, pero lo que sí ha visto son los número de las encuestas en los que empieza a pagar un precio político frente a su rival Joe Biden. A nivel nacional ambos están empatados al 43%, según el sondeo de IBD-TIPP encargado pro The Hill, pero en los estados de batalla donde sus milicias extienden las protestas armadas contra el confinamiento - Michigan, Pensilvania y Wisconsin- Biden le aventaja entre seis y ocho puntos. Enfurecido, el mandatario la pagó el miércoles con su jefe de campaña Brad Parscale con una retahíla de obscenidades, según The Washington Post, que acabó con un tajante «No voy a perder contra Joe Biden». Después de un mes sin salir de la Casa Blanca, el presidente pasa este fin de semana en la residencia de Camp David que apenas visita, destinada al descanso de los mandatarios estadounidenses.

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