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Rafael M. Mañueco
Miércoles, 22 de febrero 2023, 06:39
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Tras casi dos años sin comparecer ante las dos Cámaras del Parlamento, ya que su anterior discurso tuvo lugar el 21 de abril de 2021, el presidente Vladímir Putin arremetió este martes una vez más contra Occidente y el «régimen neonazi» de Kiev. Flanqueado por cuatro banderas rusas a cada lado del estrado, el presidente repitió durante su alocución los mismos argumentos que viene esgrimiendo desde 2014, cuando Rusia se anexionó Crimea y atizó la guerra en Donbás enviando armas y hombres, pero también lanzó una advertencia de profundo calado. En clara respuesta a la Conferencia de Múnich y a la visita a Kiev de su homólogo estadounidense, Joe Biden, el jefe del Kremlin ha ordenado al Ministerio de Defensa ruso y a la agencia Rosatom «garantizar los preparativos para efectuar pruebas de nuestras armas nucleares, si Estados Unidos lo hace primero».
En la práctica, esto supone que Moscú no se retira, pero si congela su participación en el pacto firmado en 2010 contra la proliferación de las armas nucleares START-3; el único acuerdo que quedaba en vigor con EE UU para contener y atenuar la amenaza atómica. Lo rubricaron originalmente Barack Obama y Dmitri Medvédev en Praga. Los términos de este tratado, que paradójicamente se renovó en 2021 entre las dos superpotencias, limita la capacidad de sus arsenales nucleares a 1.550 ojivas de largo alcance y establece un calendario de inspecciones mutuas de las instalaciones. Hace un par de semanas, Washington acusó a Moscú de entorpecer estas inspecciones. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha reaccionado de inmediato y pedido al Kremlin que reconsidere su postura. Tras la última renovación, el START-3 debía continuar cinco años más en vigor.
El presidente continúa sin cambios, con la misma narrativa justificando su ofensiva en Ucrania. En los 105 minutos que ha durado su intervención, no ha dicho nada nuevo a lo ya enunciado desde el comienzo de la guerra, hace ahora un año. «La operación militar especial –nombre con el que las autoridades se refieren a la guerra- comenzó para proteger a la Federación Rusa y eliminar la amenaza neonazi (…) Rusia, paso a paso, resolverá de forma constante las tareas a las que se enfrenta» en este terreno, advirtió Putin ante los congregados en el Gostini Dvor, un céntrico edificio histórico que ha acogido en el pasado los congresos del partido del Kremlin.
Estaban presentes diputados, senadores, miembros del Gobierno, oligarcas y un grupo escogido de militares rusos supuestamente llegados del frente ucraniano. «Cada uno de nosotros tiene una enorme responsabilidad. Desde 2014, Donbás ha estado defendiendo su derecho a vivir en su propia tierra y hablar su propio idioma, creía y esperaba que Rusia viniera al rescate», lanzó entre aplausos de un auditorio que varias veces se puso en pie con ovaciones cada vez más prolongadas.
El máximo dirigente ruso aseguró que «hicimos todo lo posible para resolver el problema por medios pacíficos. Pero a nuestras espaldas se estaba preparando un escenario diferente. Las promesas de los gobernantes occidentales resultaron ser crueles mentiras«. »EE UU y la OTAN instalaron bases y laboratorios biológicos secretos cerca de nuestras fronteras».
Según sus palabras, «destruyeron Yugoslavia, Irak, Siria y Libia. Están acostumbrados a que se les permita hacer cualquier cosa. Las élites occidentales se han convertido en un símbolo de la mentira total y la falta de principios». En una alocución desesperada y débilmente argumentada, según los canales de Telegram ucranianos, Putin sostiene que «hemos defendido siempre la posición de que no debe haber división en el mundo entre países civilizados y el resto. Estábamos abiertos, sinceramente dispuestos al diálogo, pero como respuesta recibimos la ampliación de la OTAN y el despliegue de contingentes militares. Todo el planeta está plagado de bases estadounidenses».
«En diciembre de 2021, propusimos un proyecto sobre garantías de seguridad. Pero en todos los apartados fue rechazado. La amenaza crecía, la información que llegaba no dejaba dudas de que, para febrero de 2022, Kiev estaba preparando una operación punitiva en el Donbás (…) Fueron ellos quienes empezaron la guerra, nosotros recurrimos a la fuerza para pararla», declaró, advirtiendo de que «cuantos más sistemas occidentales de armas de largo alcance lleguen a Ucrania, más nos veremos obligados a alejar la amenaza de nuestra frontera», mediante la ocupación de cada vez más territorios ucranianos.
A su juicio, «la responsabilidad por alimentar el conflicto recae por completo sobre Occidente y el régimen de Kiev. Occidente está utilizando a Ucrania como ariete contra Rusia y como campo de entrenamiento». «No estamos en guerra con el pueblo de Ucrania. Él mismo se convirtió en rehén del régimen de Kiev y de los amos occidentales que ocuparon el país», subrayó.
«En la reciente conferencia de Múnich, hubo un sinfín de acusaciones contra Rusia para hacer que todos olvidaran lo que ha hecho Occidente (…) Más de 900.000 personas murieron como consecuencia de las guerras que ha desatado Estados Unidos desde 2001», afirmó Putin y aseguró que «las élites de Occidente no ocultan sus objetivos: infligir una derrota estratégica a Rusia, lo que significa acabar con nosotros para siempre. Quieren transformar un conflicto local en una confrontación global. Lo entendemos así y responderemos en consecuencia».
La segunda parte del discurso se ha asemejado, según los analistas rusos, al programa con el que el Putin se propone acudir a la reelección en 2024 con las mismas promesas de desarrollo económico que viene repitiendo en los 23 años que lleva en el poder. «Las elecciones presidenciales de 2024 se llevarán a cabo en estricta conformidad con la ley y observando los procedimientos democráticos», dijo ante los legisladores.
Después volvió al tema de la confrontación con Occidente y anunció que Rusia «suspende unilateralmente su participación en el Tratado de Armas Estratégicas Ofensivas-3» (START-3). El presidente ruso matizó que «no se trata de la retirada del tratado, sino sólo de la suspensión de la participación en el mismo», lo que abre la puerta a reinicio de las pruebas nucleares. «Rusia responderá a cualquier desafío, somos un pueblo unido. La verdad está con nosotros», fueron las palabras con las que finalizó su alocución, dejando entrever que apenas existen resquicios que permitan restablecer las relaciones con Occidente y Kiev a fin de lograr un acuerdo que ponga fin al conflicto en Ucrania.
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