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En la defensa de Járkov, la unidad de Journalist soportó 6.000 bombas rusas diarias. álvaro ybarra
Los irreductibles de Mykolaiv: antes muertos que esclavos

Los irreductibles de Mykolaiv: antes muertos que esclavos

Cientos de miles, hombres y mujeres, dejaron atrás sus vidas el 24 de febrero para agarrar un arma y defender Ucrania de los rusos. Van 252 días de lucha. Todos están convencidos de estar peleando por lo irrenunciable: su libertad. Y están vivos. ABC recoge sus reflexiones desde Mykolaiv, en el frente sur

ÁLVARO YBARRA

Miércoles, 2 de noviembre 2022, 06:17

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Saben muy bien quiénes son, pero esa identidad civil suya ha quedado al margen, desplazada por el orgullo y la misión superior de defender Ucrania. Ahora son luchadores con nombre de guerra y estas son sus historias.

La familia de Hacker está en Kiev. Decidieron que los rusos nos les echarían de su casa

La familia de Hacker está en Kiev, decidieron que los rusos no les echarían de sus casas.
La familia de Hacker está en Kiev, decidieron que los rusos no les echarían de sus casas. álvaro ybarra

Hacker

Tiene mérito. Hasta la guerra, era programador en una empresa internacional de informática de Kiev, y la compañía le ofreció trasladarle al extranjero con todo pagado ante la perspectiva de un empeoramiento de la situación en el país. Pero él no quiso. En la madrugada del 24 de febrero le despertó el estruendo de las explosiones cerca de su casa, «prácticamente me caí de la cama», recuerda. Esa misma mañana no dudo ni un instante y decidió alistarse . «Yo nunca había tomado un arma y sentía que tenía que ir al ejército para defender mi país, mi identidad y decidí incorporarme en las Fuerzas de Defensa Territorial, porque no requería experiencia», concreta.

Hacker cuenta que, en las fechas anteriores a la incursión de Moscú, sospechaba que algo iba a pasar. El conflicto estaba congelado en el este de país desde hacía años y la retórica rusa era cada vez más violenta. «Escuchar a Vladímir Putin era insultante, manifestaba abiertamente que nos quería aniquilar, pero nunca pensé ni imaginé que seriamos víctimas de una invasión a gran escala». Su familia se negó a mudarse de Kiev, porque es su ciudad y han vivido allí toda su vida. «Ningún ruso nos obligaría a mí ni a mi familia a abandonar la ciudad. La decisión estaba tomada».

Como tantos, en realidad todos los ucranianos, ve en esta embestida bélica un aviso. «¡Mira Bucha, Irpín o Mariupol, mira lo que tenemos aquí! Si no detenemos aquí a Putin, cualquier ciudad europea tendrá el mismo aspecto más pronto que tarde», advierte.

Líder de un grupo de rock, Novoyar llevó su guitarra al frente.
Líder de un grupo de rock, Novoyar llevó su guitarra al frente. álvaro ybarra

Novoyar

Cuando Putin se lanzó en 2014 a por el Donbás, esa guerra por Lugansk y Donestsk que ha estado todos estos años allí, aunque no le hayamos hecho gran caso, decidió que el impacto de su música, un canto nacionalista a la identidad de Ucrania, sería su forma de participar. Novoyar ha sido líder de un famoso grupo de rock patriótico llamado «Tin Sontsya», traducido como «Sombra del sol», gracias a lo que el comandante de la tercera unidad a la que se presentó para combatir como voluntario le aceptó. «No tuve éxito en mis dos primeros intentos, pero él era fan de mi trabajo».

Definitivamente, cuando el pasado febrero se inició el ataque a Ucrania, no se sintió útil con la guitarra, así que la cambió por un arma. Estaba en Kiev, sacó de allí a su familia y se alistó. No se arrepiente de esta decisión ni un segundo. Está contento de estar vivo y sano.

No es fácil. Todo el mes de marzo estuvo defendiendo la capital, a finales de abril, Járkov y entre medias, los enclaves de Irpín y Bucha, las dos ciudades donde Rusia masacró a placer a los ucranianos mientras las tuvo bajo su control.

Estima que, por encima de todo, esta guerra va de proteger su identidad, su cultura, su lengua y su país. «Esta no es una guerra por la tierra, aquí estamos defendiendo nuestro legado, ¡y lo haremos hasta la última gota de sangre!», avisa.

La motivación de Chaí en esta guerra es la venganza contra los rusos.
La motivación de Chaí en esta guerra es la venganza contra los rusos. álvaro ybarra

Chaí

Chaí no oculta que su motivación más personal en esta guerra es la venganza contra los rusos. El compromiso y la razón principal son sus hijos, que puedan volver a un país pacífico donde poder vivir felices. Pero quiere vengarse, tiene familia en Siria y muchos de ellos han sido asesinados por los soldados de Moscú desde que en 2015 entraran a fuego en la zona para auxiliar al gobierno de Bashar al Asad. «Yo quiero limpiar la Tierra de una enfermedad llamada Rusia, y lo hago con gran placer. Por eso ahora estoy luchando en una unidad de las Fuerzas de Operaciones Especiales.

Antes de la guerra, Chaí era médico de emergencias en uno de los mejores hospitales del país. Tenía experiencia militar, durante su juventud sirvió tres años en el ejército, y por eso fue de los primeros en ser movilizado. Aunque de todos modos se hubiera presentado como voluntario, aclara.

«Nada más comenzó la guerra trasladé a mis hijos y a mi familia a un lugar seguro y luego regresé para defender Kiev. También luché en Bucha e Irpín», cuenta en alusión a las dos ciudades mártires donde, tras la retirada de las tropas de Putin en la primera fase de la contienda, se descubrieron fosas comunes y ejecuciones que se cree pueden fundamentar acusaciones de crímenes contra la Humanidad.

Chaí siempre supo que, más pronto que tarde, Rusia atacaría Ucrania «y estaba preparado para ello –explica–, esperaba esta guerra, pero hasta el último momento no creí que fuera a ser tan cruel y a tan gran escala». Ve necesario que Occidente comprenda la dimensión de la amenaza y reaccione, ahora que se está a tiempo. Avisa: «Miren las fotos de Ucrania y entiendan que esto puede ocurrir en cualquier país que quieran los rusos. Aquí ya hemos pagado un precio increíblemente alto en sangre. Por favor, no lo olviden y ayúdennos con armas».

Journalist

A mediados de mayo le tocó luchar en la sangrienta batalla de Dementiyivka, un pulso estratégico del que dependía el futuro de la ciudad de Járkov. «Era una posición extremadamente caliente. Tiene 4 kilómetros cuadrados y habíamos contabilizado que cada 24 horas los rusos nos disparaban un promedio de unas seis mil bombas de todo tipo. Fue un infierno pero no lo dejamos caer. Ahora el pueblo no existe».

Nunca antes había servido en el ejército. Journalist decidió alistarse el 24 de febrero. Era periodista en Kiev y ese día, el primero de la invasión, comunicó a su jefa que quería dejar la empresa para luchar. Ella le preguntó si sabía hacerlo, y él respondió firme: «no, pero aprendo rápido y estoy muy enfadado». Se llevó a su esposa y a su hija a un lugar seguro y se fue a defender la capital. «Llego el momento en el que era consciente que no bastaba con escribir para salvar la identidad y el futuro de nuestra nación. A uno le toca tomar decisiones en la vida complicadas y en esta ocasión no dude ni un segundo. Lo tenía claro».

Él se considera un patriota. Su abuelo estuvo en la UPA, el brazo militar de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) que combatió en la Segunda Guerra Mundial por la independencia del país, por eso Journalist conoce el precio del sacrificio por la libertad. Ahora lucha por el futuro de su hija y por el futuro de Ucrania, por su cultura, su lengua y por la democracia. «Estoy luchando por la capacidad de elegir lo que queremos hacer y cómo queremos vivir en nuestro propio país», afirma.

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