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La Cessna que cayó en el Báltico pudo volar sobre Europa solo con el piloto automático

La Cessna que cayó en el Báltico pudo volar sobre Europa solo con el piloto automático

Cazas de España, Francia, Alemania y Dinamarca siguieron a la avioneta de un empresario alemán y su familia sin ver a los pasajeros ni lograr comunicarse con ellos

Lunes, 5 de septiembre 2022, 20:58

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Las autoridades de aviación civil intentan desentrañar qué sucedió en las cinco horas transcurridas desde que la avioneta del empresario alemán Karl Peter Griesemann despegó el domingo del aeropuerto español de Jerez de la Frontera hasta su caída en picado en aguas del mar Báltico frente a las costas de Letonia. Los servicios de rescate suecos encontraron este lunes los primeros restos de la Cessna 551 pilotada por el propio magnate, pero ningún indicio sobre el paradero del ejecutivo, de 72 años, y los otros tres ocupantes de la aeronave: su mujer, Julianne, de 68 años; su hija, Lisa, de 26 años; y un cuarto pasajero, de 27, que probablemente era el novio de la joven.

Los expertos ya han bautizado el vuelo OE-FGR como el 'avión fantasma'. La Cessna, de 40 años de antigüedad y capacidad para una decena de ocupantes, partió de la localidad andaluza el domingo a las 14.56 horas. Su destino era Colonia, donde Griesemann dirigía un grupo empresarial que incluye una compañía de once aviones-ambulancia. El propio ejecutivo iba a los mandos.

La familia regresaba a Alemania después de haber pasado unos días en su chalé en el término municipal de Tarifa. Eran asiduos de la costa gaditana desde hace cuatro décadas cuando el empresario compró la casa en una zona próxima a Zahara de los Atunes donde reside una nutrida colonia de alemanes y se levantan numerosas viviendas de lujo. Pasaban allí tres o cuatro temporadas al año.

Las cosas se complicaron para el OE-FGR cuando cruzaba el cielo de Toledo. El piloto comunicó que supuestamente sufría problemas de presión en la cabina. Los controladores no le entendieron bien. Su voz se entrecortaba. Desde Torrejón de Ardoz despegaron dos cazas militares. El protocolo habitual de la OTAN ante este tipo de emergencia. Se colocaron a modo de escolta a cada costado de la avioneta. Los militares revisaron visualmente el casco e intentaron comunicarse por radio con Griesemann sin obtener respuesta alguna. Tampoco vieron a los pasajeros. Pero sí se percataron de que la nave volaba con el piloto automático en línea recta y a velocidad constante.

Al llegar a la vertical de Burdeos, los cazas españoles cedieron su lugar a una patrulla francesa. Fuentes cercanas al caso aseguran que en algún momento antes de sobrepasar París pudo producirse una segunda llamada desde la cabina confirmando los problemas de presurización en el aparato, aunque este extremo no ha sido confirmado. De hecho, la Fuerza Aérea francesa precisó que sus comandantes no distinguieron a nadie dentro del avión, que volaba a unos 1.100 metros de altitud. Un experto comentó este lunes a un periódico sueco que este hecho podría ser indicativo de que los cuatro ocupantes estarían ya muertos o se habrían desmayado debido a la falta de oxígeno.

Fuera como fuese, el vuelo OE-FGR continuó su avance. Hizo un giro a la altura de París y otro más adelante, ya dentro del espacio aéreo alemán, en Colonia. Así lo notificó el piloto de un Eurofighter enviado por el Ejército germano que tampoco vio actividad humana en la Cessna. Los últimos testigos del 'vuelo fantasma' fueron dos tripulantes de un caza danés, que tomó el relevo al alemán y pudo seguir su trayectoria final. La avioneta prácticamente planeaba. De repente comenzó a perder altura. Entró en barrena. Había agotado el combustible. Terminó estrellándose violentamente en las aguas del Báltico. Eran las 19.45 horas.

Los expertos consideran un «milagro» que la aeronave no se precipitara en áreas habitadas

largo recorrido

Previamente, las autoridades hicieron sonar las alarmas en la isla de Gotland -la misma que Suecia ordenó blindar militarmente por su situación estratégica frente a Rusia- ante la eventualidad de que el avión cayera sobre ella. Fuentes aeronaúticas consideran un «milagro» que la Cessna no se cruzara en su largo y errático camino con otras aeronaves, y que sobrevolara gran parte de la Europa habitada para caer precisamente en el mar, a escasos trece kilómetros de la costa letona.

Carnavales de luto

Los guardacostas suecos desplegaron el domingo por la noche aviones de rescate, un helicóptero y varias embarcaciones. El dispositivo empezó a dar resultados en la mañana de este lunes con el hallazgo de algunos trozos de la Cessna. El reducido tamaño de los fragmentos apunta a que la colisión al entrar en el mar reventó la nave.

Karl Peter Griesemann era muy conocido en Colonia. Aparte de su faceta emprendedora, era también el presidente de honor de los Blue Sparks, un activo grupo participante en los Carnavales de Colonia. Era muy popular en la región. Resulta difícil encontrar fotografías en las que no sonría.

La operación de búsqueda cuenta con la ayuda de equipos lituanos y estonios. Se centra en un área de 36 kilómetros cuadrados y unos 60 metros de profundidad. Los rescatadores creen que las condiciones del mar y la violencia del impacto hacen imposible encontrar supervivientes.

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