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El eurodiputado alemán de los Verdes Sven Giegold.
«Es de locos que los alemanes no podamos ir a nuestras regiones, pero sí a Mallorca»

«Es de locos que los alemanes no podamos ir a nuestras regiones, pero sí a Mallorca»

Sven Giegold | eurodiputado de los Verdes alemanes ·

En entrevista con Europa Hoy, el político alemán habla temas como la calidad del aire, la elusión fiscal, el euro digital y, por supuesto, la transparencia de las instituciones en su relación con los grupos de presión o 'lobbies', tema del que es uno de los principales especialistas de la Eurocámara

f. j. calero

Miércoles, 31 de marzo 2021, 23:07

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Nacido en Las Palmas hace 51 años, el eurodiputado alemán de los Verdes Sven Giegold se ha convertido tras más de una década en la Eurocámara en una de las principales referencias en la regulación y transparencia de los grupos de presión ('lobbies') en las instituciones europeas. En entrevista con Europa Hoy, Giegold ha tratado temas como la contaminación medioambiental, la cooperación a nivel fiscal y, por supuesto, la transparencia en la política.

El encuentro (digital) coincide con un relativo desplome en los sondeos del que tal vez sea el partido más poderoso de Europa: los democristianos alemanes de la CDU. Aupada por la gestión temprana de la crisis pandémica y con la población alemana cerrando filas en torno a la canciller Angela Merkel (del inglés 'rally round the flag'), esta formación pasó a ganar más de 10 puntos de apoyo en las encuestas a las pocas semanas de estallar la primera ola. Mientras, los Verdes, al calor de sus históricos resultados de las elecciones europeas de 2019, en las que superaron con creces el 20 por ciento, pasaban de estar a rebufo de los democristianos a situarse más de 15 puntos por detrás. La tendencia se ha revertido. No en vano, hace unas semanas, la CDU sufrió un notable batacazo en las elecciones regionales de Baden-Württemberg y en Renania-Palatinado en las que Verdes y socialdemócratas salieron reforzados. Y por si fuera poco, según una reciente encuesta de YouGov, cerca de dos tercios de los alemanes se muestran «insatisfechos» con la gestión de la crisis pandémica por parte del Gobierno de Merkel.

Giegold, que alaba a Merkel por su humildad de pedir disculpas recientemente por su errática gestión pandémica de las últimas semanas, atribuye la caída en las encuestas de la CDU a casos de corrupción como el escándalo de las mascarillas por el que varios miembros del partido se habrían beneficiado de forma directa o indirecta de los contratos de compra de material médico.

-La primera pregunta es casi obligada viendo su biografía. ¿Cómo es que nació en Las Palmas? ¿Le ha marcado algo en su carácter?

Nací allí porque mis padres vivieron siete años en Gran Canaria. Cuando tenía dos y medio, me llevaron de vuelta al frío alemán. Tengo un apego especial a la isla porque he viajado allí regularmente, como hace poco cuando vi imágenes de refugiados en el pueblo canario de Arguineguín, al que iba a menudo cuando era niño. Pero tengo que admitir que soy muy pero que muy alemán además de europeo. No pretendo pasar por español, eso está claro.

-Aunque no sea a priori uno de los temas que maneja en el Parlamento Europeo, ¿cómo valora la crisis migratoria de su Gran Canaria?

Por supuesto que es mi tema porque es un tema muy europeo. No puedes estar en el Parlamento Europeo siendo agnóstico con respecto a la cuestión migratoria. Es una gran vergüenza no haber llegado a una política común razonable a nivel europeo para afrontar este desafío. Gente viajando por el Atlántico hasta las Islas Canarias... Es increíble. Muestra lo lejos que hemos ido para cerrar nuestras fronteras. Europa se jacta de unos derechos a los que no podemos acceder. Los Verdes alemanes siempre hemos estado en contra del Convenio de Dublín, y pensamos que debemos tener un reparto equitativo de refugiados y no dejarlo todo en los países fronterizos de la Zona Schengen.

-Durante buena parte de la pandemia, en España se ha puesto como ejemplo la gestión alemana de la crisis del coronavirus y el buen papel de Merkel. Sin embargo, la canciller ha sufrido recientemente varios reveses, desde el escándalo de las mascarillas al del parón por Semana Santa por el que tuvo que dar marcha atrás y pedir disculpas.

Ante todo, no me gusta esa arrogancia alemana de que somos organizados y lo gestionamos todo mejor. Eso es un gran mito. Alemania es de muchas maneras muy desorganizada. Nuestro federalismo tiene puntos fuertes y débiles: tenemos más recursos y sistemas de salud locales para ser mejores a la hora de cuidar de las personas mayores enfermas durante la crisis sanitaria. No se puede decir lo mismo con respecto a tener reglas comunes para gestionar la crisis por esas diferencias a nivel federal y regional-local. Esto ha sido un absoluto caos y con muchos poderes de veto. El sistema alemán no ha sido muy eficiente. El hecho de que Merkel haya pedido perdón merece respeto, porque muy a menudo los políticos no son capaces de hacer autocrítica. Es un gran movimiento y espero que hombres poderosos de la política sigan este ejemplo, porque eso supondría un gran paso.

-Como eurodiputado alemán de los Verdes en Bruselas y con un vínculo emocional con Canarias, ¿cómo ve esas imágenes de alemanes viajando a España en plena pandemia, especialmente a Baleares?

Lo de Baleares es simplemente algo muy loco, ¿no? Los españoles no pueden ir allí, pero los alemanes sí. La ley constitucional alemana limita las posibilidades de infringir los derechos por ir allí… países no detienen esos vuelos, esto es de locos. Para los alemanes tampoco es comprensible porque está prohibido ir a un hotelito de sus regiones de origen, pero en cambio está permitido sí ir a Mallorca.

-Otra líder conservadora alemana, Ursula von der Leyen, se encuentra en su peor momento como presidenta de la Comisión debido a sus pugnas con AstraZeneca.

Lo que no me gusta de todo esto es que, en cuanto algo sale mal, las capitales culpan a Bruselas y Von der Leyen cuando todos los países miembros han estado de acuerdo con la línea de la Comisión en plena gestión de crisis. No tiene ningún sentido. Por ejemplo, con respecto a la estrategia de cómo comprar y producir la vacuna. Por supuesto que no compramos suficientes, deberíamos haber empezado produciendo por nosotros mismos con recursos públicos. Pero eso en ningún caso es culpa de Von der Leyen, esa posición fue acordada con los países miembros. Todo el que esté criticando a Bruselas debería ponerse ante un espejo. Sin embargo, el principal problema es que los productores de vacunas están intentando hacer dinero vendiendo vacunas cuando sería mucho mejor que los creadores de las vacunas explicaran a todos cómo fabricarlas y así incrementar las tasas de producción. Las vacunas, las patentes y la tecnología de producción deberían convertirse en un bien común global, compensando a las compañías con grandes cantidades de dinero para conseguir beneficios. Eso no lo hemos hecho y Von der Leyen tampoco lo apoyaba. Eso sí ha sido un grave error.

-¿Qué ha pasado para que las encuestas vuelvan a situar a la CDU y a los verdes en un estrecho margen en porcentajes similares al inicio de la pandemia?

Los Verdes se encuentran en un nivel bastante alto desde hace mucho. Hace dos años, en las europeas llegamos al 24 por ciento, por primera vez por encima del 20% a nivel federal. Ahora en algunos sondeos estamos viendo un 21 o 22%. Lo que está cambiando es que la CDU está perdiendo mucho crédito. ¿Y por qué esto? Ha habido grandes escándalos de corrupción que siguen abiertos. Se consideran como el partido de los negocios y se está viendo que es verdad. La mayoría de los alemanes piensa que la política debería favorecer al bien común no solo a los negocios. Hay otros intereses. La CDU ha mostrado su 'cara fea' como partido.

-Hace un par de años, usted fue el ponente del Parlamento sobre el informe de «Transparencia, responsabilidad e integridad en las instituciones de la UE». ¿Cree que el escándalo de conflicto de intereses en la compra de mascarillas podría haber sucedido también en la Eurocámara?

Diría que es mucho más improbable que ocurra algo así en Bruselas. Por varias razones: si miras ingresos extras de un eurodiputado raso de la CDU comparando con lo que pasa en el Bundestag, las cifras son más bajas en Bruselas que en Berlín. También tienes más obligaciones de transparencia en cuanto a los encuentros con lobbies, tienes más reglas de procedimiento para controlar conflictos de intereses. Pero también he visto algunos asuntos sucios en el Parlamento con respecto a Azerbaiyán, no con eurodiputados alemanes, pero sí un grupo francés con contactos no oficiales con este país. No puedo probar que haya dinero sucio, en Alemania sí que lo había. De todas maneras, pese a que en Bruselas el dinero sucio puede tener su influencia, lo tiene mucho más difícil que en Berlín. En el Bundestag, como en el Parlamento español, no hay transparencia en los encuentros con lobbies. Se oponen socialdemócratas, liberales, democristianos… No hay una visión común.

- ¿Y la Comisión y el Consejo?

La Comisión sí presenta un alto nivel de transparencia y más si lo comparamos con los países miembros. Por su parte, el Consejo tiene tanta transparencia como a nivel de los países miembros, pero no es culpa de Bruselas sino de las capitales.

- Uno de los grandes desafíos para la Comisión Von der Leyen es el de liderar la regulación de las gigantes tecnológicas. Sin embargo, según un informe reciente de la ONG Transparencia, la presencia de sus lobbies se ha incrementado sustancialmente en los últimos años. ¿Qué influencia tienen estos grupos en las propuestas que está publicando la Comisión?

Está bastante claro. La Comisión era mucho más ambiciosa a la hora de regular a las gigantes tecnológicas en cuanto a competencia en el Mercado Digital en el pasado que en su propuesta actual, que la ha debilitado por influencia de los lobbies. Así y todo, Europa sigue siendo más estricto que el resto del mundo.

- Ustedes han publicado recientemente un estudio sobre la competencia fiscal desleal utilizando el ejemplo de la alemana Bayer AG. Estas grandes corporaciones no hacen nada ilegal, pero sí poco ético. Luego son las que mejor están saliendo de esta crisis. ¿Qué puede hacer el Parlamento para atajar esta competencia desleal? ¿Este es uno de sus principales caballos de batalla a medio plazo?

El Parlamento Europeo ha empujado a la Comisión y Estados miembros a perseguir ambiciones mayores, viendo grandes avances en la cooperación en impuestos a nivel europeo en los últimos 15 años. Venimos de un escenario en el que la mayoría de los países estaba a favor de la competencia fiscal dentro de la UE. El debate ahora es el alcance de la cooperación fiscal. El coronavirus nos brindará una oportunidad histórica aquí. El déficit público será tan profundo que se podrá quebrar esta competición fiscal tan poco saludable. Luego, hay una gran oportunidad aquí para tejer una alianza transatlántica: la nueva administración Biden está debatiendo la creación de un impuesto mínimo global del 21 por ciento. Los progresistas de la Eurocámara deberían apoyar esa petición. Sin embargo, como se puede ver en política exterior e impuestos, por la búsqueda de unanimidad, los países miembros más débiles y menos ambiciosos son los que deciden las posiciones comunes, algo muy negativo para todos nosotros.

- El BCE está trabajando en el euro digital. ¿Qué aporta a los consumidores? ¿Por qué tiene tanta prisa de repente?

Van con prisa porque las criptomonedas desarrolladas en el sector privado están ganando presencia. El BCE ha creído en la vía de proporcionar liquidez a través del sector bancario, pero cuando los ciudadanos tienen acceso directo al dinero del Banco Central te preguntas para qué necesitas a los bancos. Los necesitas para conseguir préstamos, pero con estas nuevas funciones de pago es distinto. ¿Por qué los ciudadanos no pueden tener acceso a cuentas del BCE? El acceso directo de los ciudadanos al BCE sería mucho más simple, seguro y barato. El euro digital podría ser una herramienta para bajar inútiles costes en transacciones para los ciudadanos. Estoy muy abierto a esta idea.

- La semana pasada, Alemania anunció que había cumplido su objetivo climático para 2020 con un 40,8% menos de emisiones en comparación con 1990. Pero eso no hubiera sido posible sin las restricciones para contener la propagación del coronavirus. ¿Esta tendencia se revertirá en cuanto a nuestras economías vuelvan a la normalidad?

Eso, por supuesto. Tenemos menos movilidad y esto lleva a menos emisiones. Pero debemos tener claro que el coronavirus no nos está llevando hacia una transformación climática. Nuestra economía se basa todavía mucho en el carbón, lignito y en los coches contaminantes. Si no cambiamos esto, Alemania perderá nuestra función de motor industrial. Fracasaremos si no nos modernizamos.

- ¿Qué consecuencias tiene la baja calidad del aire no solo para hacer frente a esta pandemia sino también para la salud de los europeos?

A día de hoy no hay pruebas lo suficientemente concluyentes para determinar la influencia de la contaminación en la propagación del coronavirus. Aunque no necesitamos el coronavirus para esto. Tenemos 400.000 muertes prematuras por contaminación atmosférica, la principal causante de contaminación medioambiental de Europa. En países que son relativamente ricos la gente merece aire limpio, es algo que debería ser lo normal. Europa tiene que redoblar su ambición y estoy muy satisfecho de votar en la Eurocámara por una demanda clara de aire limpio y reforzando las reglas que ya tenemos. No es solo un problema en ciudades sino también en el campo, donde la gente también sufre consecuencias de la cría intensiva de animales y las consecuencias de la contaminación atmosférica.

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