El magnate Elon Musk - el de Twitter, el de los coches Tesla y los viajes al espacio- busca posicionarse también en la vanguardia de la ciencia. Su anuncio, esta semana, de que será capaz de implantar chips en el cerebro humano en el plazo de apenas meses, abre la expectativa de curaciones hasta ahora imposibles, pero plantea también un desafío en cuestiones éticas.