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Protestas en Estados Unidos EFE
La violencia repunta en las manifestaciones raciales en Estados Unidos

La violencia repunta en las manifestaciones raciales en Estados Unidos

El cuerpo paramilitar formado por Donald Trump con agentes federales genera más protestas y se confunde con las milicias

mercedes gallego

Nueva York

Lunes, 27 de julio 2020, 21:19

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Donald Trump cumplió su objetivo de sembrar el caos. La violencia rebrotó en las protestas de las principales ciudades de Estados Unidos durante el pasado fin de semana, con cientos de detenidos. ¿Quiénes eran los que metían fuego a los edificios, disparaban contra la policía o arrollaban a los manifestantes? ¿Los federales sin identificar que ha mandado el presidente, los anarquistas de izquierda o las milicias de los supremacistas blancos? Ni la policía lo sabe.

Las protestas de Black Lives Matter se han convertido ahora en la inspiración de los que protestan por la decisión de Washington de crear una fuerza para militar formada con agencias federales de todo el país para devolver «la ley y el orden», en palabras del presidente, pese a que para entonces las protestas amainaban.

La justificación oficial son los ataques a edificios federales, que el gobierno tiene la potestad de proteger según una oscura ley creada tras el 11-S. Una pintada es suficiente para justificar la intervención, aunque no faltan grupos radicales que llevan más lejos la amenaza lanzando cócteles molotov. En un parque de Portland (Oregón), la policía encontró material para 200 de estos cócteles incendiarios y un rifle cargado, no muy lejos de un campamento de manifestantes donde en la noche del sábado una persona una persona resultó herida de bala. A los federales de Trump les basta la sospecha de que alguien pueda estar involucrado para realizar una detención sumaria sin mostrar siquiera la identificación o tener un delito que perseguir. Los disparos de gases lacrimógenos, pelotas de goma, y bengalas para disipar las manifestaciones están a la orden del día. Los jueces siguen confundidos con respecto a la legalidad de estas acciones y no han logrado aún dirimirla, por lo que acabará en manos del Supremo.

En Richmond (Virginia) la manifestación en apoyo a Portland también se tornó violenta. Más de 80 ventanas rotas en la Universidad de Virginia y una docena de edificios dañados fue el resultado de los disturbios que obligaron a las autoridades a declarar la manifestación ilegal alrededor de las 11 de la noche y detener a seis personas, tras disiparla con gajes lacrimógenos. En su defensa la policía argumenta que fue atacada con piedras y hasta pilas usadas, sin dar abasto para apagar los contenedores incendiados. Un video que muestra a los agentes luchando con un colchón incendiado en medio de la calle le da la razón, pero ni ese departamento sabe decir de dónde salían los violentos. El jefe de policía Gerard Smith dice haber identificado tanto a individuos de la extrema izquierda como de la extrema derecha. Sus fuerzas están revisando los videos disponibles para llegar a una conclusión.

El alcalde Levar Stoney aseguró que el grupo local de Black Lives Matter ha estado organizando manifestaciones pacíficas durante semanas sin ningún incidente, pero el sábado por la noche a apareció un grupo que «claramente vino dispuesto a alterar la ciudad».

Eso es lo que pasó también en Oakland (California), donde un pequeño grupo de manifestantes que llevaban cascos y gafas de buzo para protegerse de los gases lacrimógenos vandalizaron los juzgados con bates de béisbol, prendieron fuego a la estación de policía y dispararon fuegos artificiales contra los agentes. La marcha pacífica que integraban uno 700 manifestantes había comenzado sin más incidentes que algunas pintadas, pero para cuando acabó, del centro de la ciudad emanaban columnas de humo. «Esto fue diferente», reflexionó Johana Watson, portavoz del departamento de policía de Oakland. «Este grupo tenía intenciones específicas de provocar daños y no tenemos claro que haya un nexo con los que atendían la manifestación».

Entre medias pagaban justos por pecadores. Un grupo de mujeres autodenominadas «Muro de Madres», inspirado en otro similar que se formó en Portland hace dos semanas, apareció en Oakland este fin de semana para defender a los manifestantes de la reacción policial.

En Austin (Texas), la policía era la que necesitaba ser protegida. Un agente de 28 años resultó muerto de un disparo mientras respondía a las manifestaciones, sin que se haya detenido aún a su autor. Tampoco se sabe más del individuo que arrolló a los manifestantes con un coche en esa misma ciudad, aunque se cree que la policía le ha detenido.

Atlanta, Seattle, Aurora, Los Ángeles. La violencia se propaga y eso proporciona nuevos argumentos al presidente para aumentar los efectivos de las fuerzas con las que pretende acabar con las protestas raciales, iniciadas a final de mayo con el asesinato policial de George Floyd en Minneapolis. Este nuevo capítulo de los derechos civiles enlazo el domingo con el de 1965 durante los funerales del congresista John Lewis, que fue apaleado junto a Martin Luther King en el puente de Selma (Alabama). En su última marcha, el féretro de Lewis pasó de nuevo por el puente Edmund Pettus, pero esta vez el cuerpo de los agentes estatales que entonces le abrió la cabeza se cuadraron en su honor.

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