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Servicios de emergencia al paso del tornado. afp | Vídeo: Atlas

Al menos 70 muertos en EE UU por una veintena de tornados

El fenómeno golpea a cinco Estados, sobre todo Kentucky, donde el gobernador prevé que los fallecidos alcancen el centenar

ivia ugalde

Sábado, 11 de diciembre 2021, 12:13

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En un escenario sembrado por cientos de kilómetros de devastación, a las autoridades estadounidenses les costaba este sábado encontrar palabras para definir el grado de destrucción y de muerte causado por la oleada de tornados que la noche del viernes y la madrugada del sábado arrasaron el sureste del país. «Es devastador», apenas alcanzaba a decir en estado de shock Andy Beshear, el gobernador de Kentucky, el más afectado de los cinco Estados que se vieron sobrepasados por una catástrofe histórica que ha dejado por el momento más de 70 fallecidos. Sin embargo, como el propio Beshear advirtió, la cifra final está todavía muy lejos y solo en su territorio espera que las víctimas lleguen al centenar.

Mientras equipos de rescate y decenas de guardias nacionales trabajaban contrarreloj en la búsqueda de supervivientes, las televisiones y las redes sociales ponían rostro a la catástrofe. En fotos y vídeos se podía contemplar edificaciones destruidas, con estructuras de metal dobladas, árboles y cascotes desperdigados por las calles. Algunas cadenas lograron incluso inmortalizar a uno de los 24 tornados que el Centro de Predicción de Tormentas registró en Arkansas, Illinois, Kentucky, Misuri y Tennessee. Un gran cono negro con rayos en su interior y que arrasaba con todo lo que encontraba a su paso.

En Kentucky, donde el gobernador declaró ya el viernes a medianoche el estado de emergencia, el mayor número de muertos se registró en la localidad de Mayfield, considerada ya la «zona cero». La peor de las tragedias se desencadenó al desplomarse el techo de una fábrica de velas en la que 110 trabajadores realizaban el turno nocturno. De ellos, 40 pudieron ser rescatados este sábado con vida, informó Beshear, que además señaló que más de 56.000 personas estaban sin electricidad.

LAS CLAVES:

  • Mayfield, la «zona cero». La mayor tragedia se produjo al desplomarse el techo de una fábrica con 110 empleados dentro

  • Sin precedentes. Uno de los tornados recorrió 365 kilómetros, el desplazamiento más largo de la historia

  • Peligro latente. El Centro de Predicción de Tormentas alerta de que la amenaza continuará todo el fin de semana

«La ciudad de Mayfield se llevó el golpe más duro. Hay una devastación masiva», reconocía a la cadena CNN Michael Dossett, director de la oficina encargada de la gestión de catástrofes en Kentucky. Edificios de hormigón en el centro de la localidad convertidos en escombros, coches estacionados y casi sepultados en medio de la destrucción y el campanario del juzgado del condado derribado daban cuenta de ello.

Los tornados hicieron descarrilar también en la zona oeste de Kentucky un tren de carga de la compañía CSX, aunque no se reportaron heridos, según el 'New York Times'. En cualquier caso, el grado de devastación era tal en una veintena de condados del Estado que el gobernador urgió este sábado al presidente estadounidense, Joe Biden, a declarar el estado de emergencia para facilitar la llegada de ayuda. «Necesitamos la asistencia federal», insistió al jefe de la Casa Blanca, que se mostró «desconsolado» por los destrozos.

En el vecino Illinois la situación no era mucho mejor. Las miradas se concentraban anoche en el rescate de un centenar de operarios que quedaron atrapados en el interior de un centro de distribución de Amazon en la localidad de Edwardsville. A pesar de que había una advertencia de tornado, los empleados se encontraban en las instalaciones la noche del viernes procesando una multitud de pedidos en vísperas de las fiestas de fin de año. El fenómeno destrozó un tercio del depósito, gran parte del techo se levantó y una de sus paredes se vino abajo.

«Víctimas confirmadas»

Imágenes del almacén captadas por drones mostraban una escena dramática en la oscuridad de la madrugada, con cientos de vehículos de emergencia en las inmediaciones del lugar y equipos de salvamento con linternas mirando entre los escombros. La Policía de Edwarsville informó este sábado de que había «víctimas confimadas», sin dar más detalles. Entretanto, el portavoz de Amazon Richard Rocha señaló que «la seguridad y bienestar de nuestros empleados y socios es nuestra principal prioridad ahora mismo. Estamos atendiendo la situación y compartiremos información adicional cuando la tengamos».

Paralelamente, en Arkansas murió otra persona y unas 20 quedaron atrapadas luego de que un tornado azotara una residencia de ancianos en la ciudad de Monette. En el Estado de Tennessee, por su parte, al menos dos individuos perdieron la vida en sinietros vinculados a las tormentas, indicó un responsable en la gestión de emergencias.

Aunque los tornados son bastante habituales en Estados Unidos, expertos en cambio climático advierten de que el calentamiento global está provocando que estos sean cada vez más intensos y continuos. Uno de los que tocó suelo a última hora del viernes en Kentucky se desplazó más de 365 kilómetros por la región, el recorrido más largo de toda la historia, según los informes del Servicio Nacional de Meterología, que datan de 1925.

El peligro, en cualquier caso, no ha pasado. El Centro de Predicción de Tormentas alertó de que la amenaza de tornados seguirá durante todo el fin de semana, a medida que el sistema se desplace hacia el este, desde el norte de Louisiana hasta el sur de Ohio.

Un año marcado porlas catástrofes naturales

El 2021 será recordado en Estados Unidos por haber sido un año cargado de catástrofes naturales. La oleada de tornados del viernes es apenas el último eslabón de la veintena de fenómenos que han azotado el país estos meses y que lo convierten en el más castigado del planeta. Así lo atestigua un estudio de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, un organismo que desde 1980 mantiene un registro de los peores desastres.

Olas de frío, de calor, tormentas, huracanes, inundaciones, incendios han provocado más de 600 muertes en Estados Unidos, además de daños estimados en 1.000 millones de dólares, sin contar lo que supondrá la reconstrucción en los cinco Estados afectados por los tornados más recientes, que se suman a otros registrados en marzo.

El arranque de año ya hacía alarde de crudeza al azotar en febrero a Texas, Mississippi, Oklahoma y Arkansas con una ola de frío ártico que causó 24 muertos y congeló un tercio del país. El fenómeno provocó estampas insólitas: un sistema eléctrico colapsado que dejó a tres millones de texanos sin posibilidad de calentarse y tuberías rotas por la congelación que obligaron a parte de la población a derretir la nieve y hervir el agua para subsistir.

La otra cara, radicalmente opuesta, se vivió a finales de junio, cuando una ola de calor sin precedentes azotó Norteamérica y dejó 95 fallecidos en Oregón y otros 38 en Washington. El extremo calor que se dejó sentir en el noroeste del Pacífico hizo que las carreteras comenzaran a doblarse, así como los rieles por donde circulan los trenes. En Portland y Seattle, por ejemplo, se alcanzaron temperaturas de entre 42 y 46,5 grados, el mayor registro desde 1940.

Incendios y sequía

Como si se tratara de un efecto dominó, la subida del mercurio derivó en una oleada de incendios en Oregón, Washington, Colorado, Arizona y, especialmente, California. En este último, las decenas de fuegos, además de quemar miles de hectáreas, llevaron al gobernador, Gavin Newson, a declarar el estado de emergencia y a instar a los habitantes del Estado más poblado de EE UU a racionar el agua y la luz por la mayor sequía en cuatro décadas.

En la temporada de huracanes llegó el turno de 'Elsa', Fred, 'Nicholas' y, en especial 'Ida', que a su paso por la costa este a finales de agosto dejó cuantiosos daños materiales, más de un millón de personas sin electricidad e importantes inundaciones en Nueva Orleans, New Jersey y Nueva York que se cobraron la vida de 40 personas. La mayoría de los fallecimientos se produjeron al quedar atrapados en sus coches por las trombas de agua, que anegaron las estaciones de metro de la ciudad que nunca duerme.

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