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Donald Trump se dirige a los periodistas durante la fiesta que organizó la noche del martes en su mansión de Mar-a-Lago. Reuters
La frustrada cena de la victoria de Donald Trump

La frustrada cena de la victoria de Donald Trump

El magnate vivió el recuento disgustado y con el colofón de ver cómo Ron DeSantis lograba un triunfo que le convierte en un serio rival si se postula a presidente

M. Pérez

Miércoles, 9 de noviembre 2022, 21:08

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Trump organizó en la noche del martes una fiesta en su club privado de Mar-a-Lago. La idea era festejar la marea roja, el aplastante avance republicano que propinaría una «humillante derrota» a los demócratas. Trump apenas habló durante el convite. Se retiró a la mesa presidencial y se quedó contemplando el recuento en un televisor sintonizado con la Fox. Ni una bravata ni un sonoro «lo conseguimos». Dijo a los periodistas convocados que el desarrollo electoral le pareció «bastante interesante» y más tarde llamó por teléfono a los candidatos de su partido que lograron plaza en el Senado, el Congreso o los gobiernos estatales para felicitarles.

¿A todos? No. Faltó Ron DeSantis, el reelegido gobernador de Florida y hombre destacado de la noche electoral republicana. El político que inició su carrera como representante en el Congreso en 2012 ha salido fortalecido tras un éxito rápido y aplastante en las urnas. No ha escondido que uno de sus deseos es presentarse a los comicios presidenciales de 2024 y ya hay muchos expertos que consideran que aprovechará esta oportunidad para consolidar su candidatura. Es decir, a Trump le ha surgido un rival serio.

Y es predecible que si antes del martes no le gustaba la idea, ahora posiblemente le encolerizará. De hecho, en la misma jornada electoral el expresidente aseguró en una entrevista con Fox News que si se postula a las presidenciales, DeSantis «estaría cometiendo un error. A la base de los votantes no le gustaría», añadió con nula clarividencia horas antes de la victoria del gobernador de Florida. Trump llegó a sugerir que su presencia en unas primarias republicanas podría ser aprovechada por alguien para divulgar informes perjudiciales sobre DeSantis.

Lo único claro es que el magnate no parece haber satisfecho sus expectativas, algo que se pone de manifiesto incluso en la declaración que lanzó anoche en la red Truth Social: «En cierto modo las elecciones de ayer fueron bastante decepcionantes, pero desde mi punto de vista personal fue una gran victoria. 219 VICTORIAS -así, en mayúsculas- y 16 derrotas en general. ¿Quién lo ha hecho mejor nunca?».

Trump confiaba en esa inmensa marea roja en la que él surfearía hasta el próximo día 15, cuando previsiblemente anuncie que concurrirá a las presidenciales en 2024. Su problema es que bastantes de sus patrocinados en los comicios recién celebrados han quedado por debajo de las expectativas.

Consuelo y escarnio

Si bien el expresidente ha obtenido el consuelo de victorias como la de J.D. Vance en Ohio, sufre el escarnio de ver cómo el decisivo escaño al Senado por Pensilvania se le ha escapado a su aspirante de confianza, Mehmet Oz. Y que también el demócrata Josh Shapiro le ha ganado la gobernatura del Estado a Doug Mastriano, antiguo coronel del Ejército que ha defendido vigorosamente la teoría según la cual Trump perdió la Casa Blanca en 2020 debido a un fraude demócrata.

Quizás ahora a Trump le toque llegar al martes próximo a remo y con la resaca DeSantis en contra. Una frustración para cualquier pretensión de regresar triunfal a la primera línea política. Dado su temperamental carácter, nadie sabe cómo terminaron los canapés en Mar-a-Lago.

Pero sí hay constancia de que la finalmente marejadilla roja puede provocarle quebraderos de cabeza. Una de sus antiguas asesoras, Sarah Matthews, dijo ayer que «la pasada noche es el mejor indicador de que Donald Trump no debería ser el candidato republicano en 2024». Matthews le culpó de haber perdido «escaños que el partido podía haber ganado» por su decisión de «impulsar a candidatos de poca calidad. Trump no es un ganador y la calidad de los candidatos importa», concluyó.

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