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Domingo, 12 de diciembre 2021
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Dos días después del paso devastador de una veintena de tornados por el sureste de EE UU, los esfuerzos se concentraban este domingo en la búsqueda de supervivientes entre miles de toneladas de escombros. La ayuda federal enviada por el presidente, Joe Biden, al declarar la emergencia en los lugares más afectados, como el Estado de Kentucky, centraba la atención en ese objetivo mientras el balance de muertos ascendía al centenar y aún se desconocía el número de desaparecidos.
Abatido por el drama y la destrucción, el gobernador de Kentucky, Andy Beshear, comenzaba a dejarse arrastrar por el desánimo al reconocer que el daño masivo convertía en un reto el trabajo de los rescatistas, que no habían hallado personas con vida desde la mañana del sábado. Aun así, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias se resistía a dar la batalla por perdida y aseguraba que aún quedaban esperanzas.
Con el paso de las horas, la magnitud de la tragedia cobraba peso. «Tengo pueblos enteros que han desaparecido. La ciudad natal de mi padre, Paxton, ya no está en pie», confesaba Beshear. «Crees que puedes ir de puerta en puerta para ver cómo están las personas, pero no hay puertas. La pregunta es, ¿hay alguien entre los escombros de miles y miles de estructuras?», se preguntaba, al tiempo que explicaba que pese a los esfuerzos los daños son colosales y «llevará tiempo» la recuperación.
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En Mayfield, la localidad de Kentucky que se llevó la peor parte de la oleada de tornados más destructiva de la historia del Estado, una estela de casas aplastadas era el caótico escenario en el que sobrevivían como podían buena parte de sus 10.000 habitantes. Sin luz, sin agua, sin gas, sin un lugar donde dormir. Robert Bowlin, un veterano de guerra de 59 años, y su hijo Christopher hervían huevos en una fogata fuera de su vivienda con la madera que habían cortado de un árbol caído.
Timothy McDill, otro residente de Mayfield, relataba que salvó la vida atándose a sí mismo, a su esposa y a sus dos nietos en el sótano: «Mi mujer y yo llorábamos. Teníamos miedo de perder a los niños». Steve Wright, por su parte, contó que al acabar la tormenta cogió una linterna y comenzó a caminar por la ciudad en busca de personas atrapadas. «Ayudé a un padre a sacar a su bebé muerto, de tres años, de entre los escombros», dijo a medios locales.
El gobernador de Kentucky aseguró este domingo que su estimación inicial de hasta un centenar de fallecidos puede quedarse muy corta. Incapaz de proporcionar una cifra exacta de desaparecidos se limitó a explicar que solo en Dawson Springs, con una población de 2.700 habitantes, la lista tenía ya ocho páginas.
Entretanto, este domingo se confirmó el fallecimiento de seis trabajadores del almacén de Amazon que se vino abajo en Edwardsville, Illinois. Tennessee informó, paralelamente, de cuatro muertes. Dos personas perecieron también en Arkansas y al menos otra perdió la vida en Misuri.
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