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Un anciano camina por uno de los extrarradios de Kiev mientras se produce un bombardeo. REUTERS
EE UU oficializa su acusación a Rusia de perpetrar crímenes de guerra

EE UU oficializa su acusación a Rusia de perpetrar crímenes de guerra

Washington considera que el ataque contra el teatro de Mariúpol que servía de refugio a cientos de civiles es vital para determinar los cargos

mercedes gallego

Corresponsal. Nueva York

Miércoles, 23 de marzo 2022, 21:04

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El presidente serbio Slobodan Milosevic, el liberiano Charles Taylor y el sudanés Omar al-Bashir. Son algunos de los compañeros de viaje con los que se encontrará Vladímir Putin en la historia con sangre ucraniana si los tribunales confirman la acusación formal que presentó este miércoles EE UU. El brutal ataque contra el teatro de Mariúpol, que servía de refugio a cientos de civiles, pudo ser la gota que colmó el vaso.

La embajadora norteamericana para Justicia Criminal Global, Ben van Schaack, confirmó este miércoles que había sido «muy importante» para determinar la acusación. «El teatro estaba claramente marcado con la palabra 'niños' en ruso, escrita con letras gigantescas visibles desde el cielo», explicó el secretario de Estado, Anthony Blinken, al hacer el anuncio. «Basándonos en la información actualmente disponible, hemos determinado que miembros de las fuerzas rusas han cometido crímenes de guerra en Ucrania», sentenció.

El teatro de Mariúpol y el hospital de maternidad de esa misma ciudad son los casos más visibles, pero no los únicos. «Hemos visto informes creíbles de ataques indiscriminados y otros apuntando deliberadamente a civiles, así como otras atrocidades», afirmó. «Han destruido edificios de apartamentos, colegios, hospitales, infraestructura crítica, vehículos de civiles, centros comerciales y ambulancias, dejando miles de civiles inocentes asesinados o heridos», finalizó.

Con ello Putin sigue el modus operandi que ha practicado en otros países. Mariúpol, donde hasta el martes habían muerto 2.500 civiles según la ONU, es la nueva Alepo (en Siria) o Grozni (en Chechenia). A partir de ahora el Gobierno de Washington ayudará al ucraniano a preservar las evidencias de estos crímenes de guerra por los que algún día podría ser juzgado el propio Putin, aunque nadie confía mucho en verlo sentado ante el Tribuna de La Haya. La amenaza va también para sus generales, varios de los cuales han muerto ya en esta guerra, y todos los que hayan participado en esos crímenes a lo largo de la cadena de mando. Un nuevo golpe a la ya deteriorada moral del Ejército ruso, que combate contra sus propios hermanos sin tener muy clara la misión.

Ni Rusia ni Estados Unidos forman parte del Tribunal Penal Internacional. Tampoco el Consejo de Seguridad de la ONU podría referir el caso, ya que Rusia tiene derecho a veto. No está claro, por tanto, las consecuencias concretas que pueda tener, pero sí que acorrala aún más al presidente ruso en una esquina desde la que tal vez pueda desatar un infierno mayor, como el que trata de evitar EE UU al ponerle sobre aviso.

La rata

Una de las historias más citadas del 'Autorretrato' de Vladímir Putin, un libro escrito en primera persona en el 2000 con las entrevistas que le hicieron tres periodistas rusos, salpicado con declaraciones de su esposa, su hija y viejos amigos, es la de la rata. Cuenta el propio Putin que en los viejos bloques de apartamentos en los que creció encontró «una de las lecciones más rápidas y duraderas» de su vida. El niño solía jugar con sus amigos a espantar a las ratas. «Un día vi una enorme y la perseguí por el pasillo hasta que la acorralé en una esquina. No tenía por dónde escapar. De repente dio un latigazo y se me arrojó encima. Me quedé sorprendido y asustado. Ahora era la rata la que me perseguía mí. La esquivé y cayó debajo de las escaleras. Por suerte yo fui un poco más rápido y conseguí cerrarle la puerta en la cara».

Los expertos advierten del peligro de acorralar a un autócrata como Putin, cada vez más aislado y alejado de la realidad, sin dejarle una salida. «Putin no tiene muchas fuentes de legitimidad», dice Charles Kupchan, analista del Council on Foreign Relations, profesor de Asuntos Internacionales de la Universidad de Georgetown y experto en Relaciones Internacionales entre Rusia y Ucrania, la OTAN, la UE y la seguridad de Euroasia. «No ha tenido éxito en construir un país del siglo XXI, que es la promesa con la que llegó al poder, porque Rusia no tiene muchas fuentes económicas y depende de la industria energética basada en carburantes fósiles. Su promesa de restaurar la grandeza de Rusia se esfuma. No tiene la opción de dar marcha atrás y decir que esto no funcionó, necesita algo con lo que salvar la cara».

Putin no es el único que esperaba tomar Ucrania en cuestión de días. Hace un mes, cuando las tropas rusas comenzaron la invasión, fuentes del Gobierno estadounidense contaron a la prensa que Kiev podría caer en 96 horas y el Gobierno de Zelenski en una semana. Todavía sigue ahí.

Expulsiones de Moscú

El Ministerio de Exteriores ruso trasladó a un representante de la Embajada de Estados Unidos en Moscú una lista en la que se enumeran diplomáticos estadounidenses que serán expulsados y considerados 'persona non grata' en Rusia. Esta maniobra de Moscú se da como «respuesta a la expulsión por parte de Washington de diplomáticos de la misión permanente de Rusia ante Naciones Unidas en Nueva York», según explicó la cartera de Exteriores rusa en un comunicado.

Asimismo, Rusia trasladó a este representante de la Embajada estadounidense que «cualquier acción hostil» de Washington obtendrá una «respuesta decisiva y adecuada» por parte de Moscú.

A finales de febrero, las autoridades estadounidenses declararon también 'persona non grata' y expulsaron a doce miembros de la delegación diplomática rusa ante Naciones Unidas --a los que acusó de espionaje-- y un empleado de la Secretaría de la ONU. Ya en aquel entonces el embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, rechazó la decisión de Washington y la criticó por demostrar el «desprecio» de Estados Unidos a sus obligaciones recogidas en la Carta de Naciones Unidas y por el acuerdo para ser anfitrión de las instituciones.

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