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En el corazón del búnker de la OTAN

En el corazón del búnker de la OTAN

El centro de operaciones aéreas en el sur de Europa está en la base de Torrejón. Sobre sus hombros recae, en plena guerra de Ucrania, la seguridad en el cielo de 282 millones de ciudadanos de 14 países aliados

Mateo Balín

Madrid

Sábado, 14 de mayo 2022, 23:21

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Un reloj con una gran esfera sobresale de la manga del mono de vuelo del capitán Agullo. El cronógrafo marca su paso. Faltan pocos minutos para que suene la sirena en el barracón de alarma de la base aérea de Torrejón de Ardoz, a las afueras de Madrid, donde esperan activados tres cazas armados del Ala-12 del Ejército del Aire. Unos aparatos estadounidenses, modelo EF-18, que alcanzan velocidades supersónicas de más de 1.900 kilómetros por hora.

Brazos en jarra, rictus serio, el oficial espera impaciente. Sus aproximadamente 195 centímetros de estatura están a punto de sufrir en la cabina los efectos de la gravedad debido a la aceleración. La pesadilla de la fuerza g, que vacía el cerebro de sangre y hacen las extremidades siete veces y media más pesadas.

Las respiraciones cortas y explosivas mantienen los pulmones del piloto en alerta. Los músculos se aprietan y solo el «traje anti g», que presiona la parte inferior de su cuerpo, impide que la sangre circule alegremente y mantenga la conciencia activada en plena acción.

Todo está preparado para este ejercicio del comando aéreo de la OTAN, con la guerra de Ucrania sacudiendo el norte de Europa. El camión de bomberos alcanza el exterior del hangar cubierto, donde se refugian los cazas. El sol mañanero proyecta sobre la pista de Torrejón. Tras unos breves segundo s de silencio, un ruido estridente irrumpe en el barracón. Suena la alarma. El reloj de Agullo se pone en marcha. Comienza la cuenta atrás.

Una amenaza simulada se cierne sobre el cielo español. Los mecánicos realizan los últimos retoques en los dos F-18, que permanecen semiactivados para acelerar la maniobra de despegue. Cada segundo cuenta. Se suceden las carreras en el hangar, que está ubicado en un flanco de la base, junto a la cabecera de pista. La adrenalina fluye sin control y aumenta exponencialmente la tensión de los uniformados.

En 15 minutos como máximo los cazas deben estar en el aire. Es el protocolo que marca el Servicio de Alarma Programado, que se encuentra operativo las 24 horas, todos los días del año y cuya misión es «interceptar, identificar e intervenir aeronaves en vuelo» que puedan suponer un riesgo para la seguridad.

Se encienden los motores de un aparato, el del teniente González Payo, que sale a pista. Pero el segundo avión presenta algún fallo que le impide arrancar. El capitán Agullo levanta la cúpula con virulencia, baja a toda prisa por la escalera y sale corriendo con todo el equipo hacia el avión reserva, que está listo a unos 50 metros de su posición, ya en pista.

«Son sistemas casi perfectos. Cualquier fallo hidráulico, cualquier aviso del sistema de mandos o un ligero movimiento del armamento bloquea el arranque. Pero en estas misiones siempre hay plan B. No nos preocupa», tranquiliza el teniente coronel Porras mientras divisa el armónico despliegue de sus hombres.

Pese a este percance, no han pasado ni doce minutos y los dos «gatos negros» -el emblema de la unidad Ala-12- ya están en el aire. El rugido de estos cazas de 35 millones de euros sobrevolando el hangar es ensordecedor. Una sinfonía atronadora. «Es el sonido de la seguridad y también el de la libertad», resume Porras.

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos cambiaron la percepción de la seguridad aérea. La OTAN decidió reforzar el espacio de sus aliados con la creación de diversos Centros de Operaciones Aéreas Combinadas (CAOC) repartidos en diversos territorios. Se trata de una estructura defensiva creada para realizar tareas de policía aérea. Cada miembro ofrece medios materiales y humanos para afrontar con garantías una amenaza proveniente del aire.

Estructura operativa

Tras la cumbre de Lisboa de 2010, la Alianza Atlántica simplificó la estructura de mando hasta quedarse con dos CAOC. Uno en el flanco norte, en la localidad alemana de Uedem -responsable de gestionar toda la crisis ucraniana-, y otro en el sur, en Torrejón. Ambos operan bajo el paraguas de un Cuartel General Aéreo situado en Ramstein (Alemania), bajo la dirección del general estadounidense Harrigian, de cuatro estrellas.

Militares. El teniente coronel Porras y abajo, el capitán Agullo en el barracón de alarma. En la foto de la derecha, el oficial francés Moriau, controlador jefe.
Militares. El teniente coronel Porras y abajo, el capitán Agullo en el barracón de alarma. En la foto de la derecha, el oficial francés Moriau, controlador jefe. Óscar Chamorro

Su máximo responsable en la base española es el teniente general De la Cruz. El oficial del Ejército del Aire vive pegado a su trabajo: 24 horas por siete días. Sobre sus hombros recae la vigilancia en un área que va desde Canarias hasta Turquía y desde las Azores portuguesas hasta Rumanía. En total, catorce países, 282 millones de habitantes y casi 6.500 kilómetros de oeste a este, que incluye el Mar Mediterráneo, el Mar Negro -hoy zona caliente por la invasión rusa de Ucrania- y parte del océano Atlántico.

«Cualquier cosa que vuele y que se perciba como una amenaza en alguno de los 19 centros de alerta o en los 430 radares que tenemos operativos provoca nuestra intervención», resume De la Cruz, que cuenta con fuerza aérea de todos los países aliados en el flanco sur: un centenar de cazas listos para interceptar el riesgo en cualquier momento. Estos aparatos están repartidos en 30 bases de estos catorce estados.

El teniente general tiene autorización para ordenar el derribo de un avión militar no OTAN en una situación extrema que afecte a la seguridad crítica de un aliado. En el caso de que fuera un aparato civil, se informa a la autoridad nacional competente para pedir permiso. De la Cruz lleva con aparente tranquilidad esta responsabilidad, pese a que la seguridad de 282 millones de ciudadanos está en sus manos.

Datos del operativos

  • 15 minutos tienen como máximo los cazas de que dispone el CAOC para estar en el aire e interceptar, identificar e intervenir aeronaves que supongan algún riesgo potencial.

  • 19 centros de alerta hay distribuidos en 14 países del sur de Europa, que transmiten información en tiempo real a la sala de operaciones de la OTAN en la base de Torrejón de Ardoz.

  • 430 son los radares operativos a lo largo de 6.500 kilómetros, que es la extensión del área de responsabilidad del centro de operaciones desde 2011. Desde Canarias hasta Turquía y desde Azores hasta Rumanía.

«Nunca estás desconectado. Tampoco en casa. Lo importante es tener un buen equipo, que el engranaje sea efectivo para que en el caso de intervenir yo me limite a ejecutar. Si nuestros cazas están en el aire en un máximo de 15 minutos tengo el tiempo justo para recibir toda la información sobre la amenaza existente y actuar según el riesgo», comenta el oficial de tres estrellas.

Todos estos peligros cambian de color en una enorme pantalla rectangular, de varios cientos de pulgadas, que reproduce el mapa de actuación en el sur de Europa. Preside la sala de operaciones del CAOC Torrejón, que centraliza toda la información aérea. Se trata de un habitáculo catalogado con la máxima seguridad de la OTAN: nivel uno. Un búnker donde está prohibido entrar con móviles u otros dispositivos electrónicos. Un espacio donde los barridos telefónicos son frecuentes y un aire constante refrigera los equipos informáticos multiconectados. Tres filas con al menos diez ordenadores cada una. En esta sala no hay descanso.

«Todos estos puntos blancos son aviones. Hay unos 1.800», explica el sargento Blanco, controlador aéreo, que asiste en el puesto de mando a un teniente coronel francés, de apellido Moriau. El suboficial español tiene un turno de 12 horas y trabaja junto a una militar eslovena. En su misma fila otro sargento turco, rodeado de pantallas y teléfonos fijos, registra datos de cada vuelo en una hoja de servicio. A su espalda, pegado en la pared, un cartel recuerda: «No dejes tus ventanas abiertas». Y es que la amenaza no solo viene por el aire.

El caza F-18 del Ala-12 durante el ejercicio de la OTAN del pasado 4 de mayo.

Torrejón intervino en 120 «amenazas reales» en 2021

El CAOC de Torrejón es el único cuartel de la estructura de mando de la OTAN en España. Renovadas y aumentadas sus instalaciones en 2018, desde este centro unos 185 militares de 17 países se mantienen operativos desde 2013 para realizar ejercicios de Policía Aérea y respuesta de crisis. Esto es, episodios motivados por un incidente mecánico en vuelo, con algún pasajero o miembro de la tripulación o un problema rutinario de falta de comunicación con aparatos sobre todo que se aproximan desde fuera del territorio de la OTAN sin un plan de vuelo conocido. Por ejemplo, el caso de las aeronaves rusas en los países bálticos, un espacio aéreo que se vigila en el centro de Uedem (Alemania).

Según cifras de la Alianza Atlántica, durante 2021 se produjeron unas 120 «amenazas reales» supervisadas por el CAOC Torrejón, es decir, una cada tres días en la vasta área de su competencia: 6.500 kilómetros del flanco sur europeo. «En el caso de uno de esos aviones que pueden significar una potencial amenaza se intenta llevar al avión civil a la normalidad, comunicando con frecuencias de guardia o con contacto visual, cabina a cabina, para que vuelva a transmitir y regrese a su ruta», explica el teniente general De la Cruz.

En 2018 el número de casos registrados fue de 170 y se realizaron además 500 entrenamientos con el centenar de cazas de los que dispone el centro de operaciones de Torrejón, 40 de ellos activados de forma permanente en bases estratégicas para cumplir con la respuesta rápida.

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