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Blinken y Lavrov, durante la reunión en Ginebra. EFE

Rusia y EE UU, firmes sobre Ucrania, dan una oportunidad al diálogo

Los jefes diplomáticos de ambos países pactan que la Casa Blanca responda la próxima semana «por escrito» a las exigencias de Moscú

Rafael M. Mañueco

Viernes, 21 de enero 2022, 13:44

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Lo primero que le dijo el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, a su homólogo estadounidense, Antony Blinken, nada más comenzar sus conversaciones de ayer en Ginebra fue que no esperaba que la reunión arrojase «avances». Y así fue, aunque al menos los dos dirigentes diplomáticos se han emplazado a continuar la semana que viene el diálogo para tratar de poner fin a las graves tensiones causadas por la situación en Ucrania.

Tras el encuentro, que duró casi dos horas, Blinken insistió en que Rusia debe retirar las tropas que tiene emplazadas junto a la frontera con Ucrania y amenazó una vez más con consecuencias, si el Ejército ruso invade el país. Lavrov, por su parte, reiteró que Rusia no tiene la menor intención de atacar Ucrania a lo que su colega americano replicó que «si Rusia quiere empezar a convencer al mundo de que no tiene ninguna intención agresiva hacia Ucrania, un buen punto de partida sería la desescalada, la retirada de esas fuerzas de la frontera ucraniana».

Esta vez, el secretario de Estado norteamericano añadió otro aviso: Washington reaccionará con un aluvión de sanciones incluso en el caso de «agresión no militar». Precisamente ayer, Viacheslav Volodin, presidente de la Duma (Cámara Baja del Parlamento ruso), anunció que los legisladores están en trance de abordar una posible petición al jefe del Estado, Vladimir Putin, para que sean reconocidas las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, los dos entes rebeldes del este de Ucrania, como estados independientes.

Pero, pese a la ausencia de progresos en esta nueva ronda de contactos, Lavrov se mostró esperanzado. «Acordamos que la próxima semana se nos presentarán respuestas por escrito a nuestras propuestas», aseguró, recordando la importancia que para Moscú tiene que el compromiso con las «garantías de seguridad» que demanda Rusia sean «legalmente vinculante», no simples promesas orales.

Esas demandas, presentadas el pasado 17 de diciembre, exigen que Ucrania no se integre nunca en la OTAN, que el bloque occidental reduzca su dispositivo en los países del Este de Europa y que no se instalen bases en antiguas repúblicas soviéticas. Blinken volvió a decir que la Alianza seguirá con su política de «puertas abiertas» y admitirá a quien lo solicite, si cumple los requisitos necesarios, no porque exista un veto interpuesto por Rusia.

Pues bien, el canciller ruso quiere que, si la parte estadounidense no está de acuerdo con algunas de las propuestas rusas, pues que lo diga y explique las razones, pero «por escrito». «No sé si estamos en el buen camino, lo sabré cuando tengamos una respuesta», afirmó Lavrov. Admitió, no obstante, que sus conversaciones con Blinken fueron «francas y útiles».

«Nos pusimos de acuerdo en que es necesario un diálogo razonable» para, según él, «calmar las emociones». Plantearon también la posibilidad de un nuevo contacto entre Putin y su homólogo norteamericano, Joe Biden, pero Lavrov lo consideró «prematuro» mientras no haya primero un pronunciamiento en relación con las exigencias rusas en materia de seguridad. Lo que tampoco se ha fijado por el momento es la fecha de la nueva reunión de Lavrov y Blinken.

La primera ronda de encuentros entre EE UU y Rusia para tratar de calmar la situación tuvo lugar el pasado día 10 también en Ginebra y duró como ocho horas. El día 12 la reunión fue con la OTAN en Bruselas y después en Viena con la OSCE. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó las tres tentativas de acuerdo como un «fracaso».

Putin, la última palabra

Mientras tanto, el Parlamento ruso se está planteando una solución idéntica a la adoptada en agosto de 2008, cuando Moscú reconoció la independencia de los territorios rebeldes georgianos de Abjasia y Osetia del Sur. Esta vez en relación con Donetsk y Lugansk, las dos regiones separatistas que están en el origen de la actual confrontación entre Rusia y Occidente.

Volodin dijo este viernes que «vemos al presidente -de Ucrania- Volodímir Zelenski ignorando los acuerdos de Minsk. La OTAN quiere ocupar Ucrania y. tanto lo uno como lo otro puede llevar a una tragedia. No debemos permitirlo». Según su opinión, «hay que buscar soluciones para garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos y compatriotas en la República Popular de Donetsk y en la República Popular de Lugansk». Rusia ha entregado ya casi 100.000 pasaportes a ciudadanos del este de Ucrania.

El jefe del Legislativo ruso aseguró que la iniciativa «fue presentada por los diputados del Partido Comunista de la Federación Rusa, encabezados por Gennadi Ziugánov» y cuenta también con el apoyo del grupo parlamentario, Rusia Justa, que encabeza Serguéi Mirónov, y del Partido Liberal Democrático» (LDPR) del ultranacionalista Vladímir Zhirinovski.

El partido del Kremlin, Rusia Unida, al que pertenece Volodin, no se ha pronunciado todavía, pero hará lo que diga Putin, del que depende en última instancia que progrese o no la propuesta. En cualquier caso, el hecho de que se plantease la cuestión mientras los ministros de Exteriores de Rusia y Estados Unidos estaban reunidos en Ginebra indica que se trata de un instrumento de presión más de Moscú como lo son también las maniobras navales anunciadas el jueves por el Ministerio de Defensa ruso y que se llevarán a cabo en medio mundo.

Rusia Unida detenta la mayoría absoluta en la Duma y con el apoyo de los otros grupos parlamentarios presentes en el hemiciclo se lograría un apoyo aplastante a la moción. El presidente de la Cámara afirmó que «los diputados de Rusia Unida, que se han pronunciado repetidamente sobre este tema, también están preocupados por la vida de los ciudadanos y compatriotas rusos que viven en el territorio de Donetsk y Lugansk. Estamos ante un asunto muy serio y responsable».

A este respecto, Volodin señaló que «se celebrarán consultas con los portavoces de las distintas facciones parlamentarias la semana que viene para discutir la iniciativa y luego, sobre la base de los resultados que se obtengan, se trasladará el asunto al Consejo de la Duma Estatal».

Después de que Georgia intentará recuperar por la fuerza Osetia del Sur, en agosto de 2008, Moscú envió tropas a la zona, venció a las fuerzas georgianas y reconoció la independencia de ese enclave y también de Abjasia. A continuación, ya como estados independientes, concluyó con ellos sendos acuerdos de «cooperación militar», lo que permitió el despliegue del Ejército ruso en sus respectivos territorios. De facto, Osetia del Sur y Abjasia son actualmente protectorados rusos, en donde Georgia no tiene nada que hacer. Exactamente lo mismo podría suceder con Donetsk y Lugansk, si no se alcanza un acuerdo entre Rusia, Ucrania y Occidente o si la OTAN no lo impide, algo que se adivina muy poco probable.

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