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El Ejército surcoreano realiza una prueba de lanzamiento de un misil. dpa
Escalada militar en la península de Corea tras el misil de Kim Jong-un sobre Japón

Escalada militar en la península de Corea tras el misil de Kim Jong-un sobre Japón

Como respuesta, Seúl dispara varios proyectiles, uno de los cuales se estrella desatando el miedo entre su población, y Washington envía el portaaviones 'Ronald Reagan'

pablo m. díez

Miércoles, 5 de octubre 2022, 10:31

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En la península de Corea, ya no es solo Kim Jong-un quien tira misiles. Como respuesta a su proyectil del martes, que sobrevoló el norte de Japón y recorrió 4.600 kilómetros, Corea del Sur y Estados Unidos han disparado este miércoles otros cuatro misiles que elevan aún la tensión en esta peligrosa escalada militar.

Según informa la agencia de noticias Yonhap, ambos lanzaron durante la madrugada dichos proyectiles hacia el mar de Japón (llamado mar del Este en Corea). Aunque su propósito era demostrar al régimen comunista de Pyongyang su capacidad de reacción en caso de que hubiera más provocaciones, tuvieron tan mala suerte que uno de ellos falló y se estrelló nada más ser disparado. El accidente, que tuvo lugar a la una de la madrugada (seis de la tarde del martes, hora peninsular española), sembró el miedo en la ciudad costera de Gangneung, cuyos habitantes vieron una luz tan brillante y oyeron una explosión tan estruendosa que pensaron que se había estrellado un avión o sufrían un bombardeo del norte. Además, se quedaron sin electricidad durante buena parte de la noche, como contaron en las redes sociales colgando fotos del fuego prendido por el combustible del misil.

Siete horas después, el Ejército surcoreano reconoció que se había estrellado uno de sus misiles 'Hyunmoo-2' y pidió disculpas a los vecinos de Gangneung. A pesar del susto que se llevaron, pueden considerarse afortunados porque dicho proyectil iba armado con una cabeza explosiva pero, según las autoridades, no llegó a estallar.

Al margen de este incidente, sube la tensión entre las dos Coreas tras el nuevo desafío de Kim Jong-un. Después de disparar siete cohetes de corto alcance desde el 25 de septiembre, su misil balístico intermedio ('IRBM', en sus siglas en inglés) del martes no solo alarmó a Japón al cruzar su territorio, sino que podría haber llegado a Guam si hubiera sido lanzado en su dirección. Todo un aviso a EE UU, que tiene en dicha isla del Pacífico uno de sus mayores enclaves militares a las puertas de Asia.

Demostración de fuerza

Como demostración de fuerza, la Casa Blanca envió de vuelta a aguas coreanas al portaaviones 'USS Ronald Reagan', que la semana pasada había participado allí en unas maniobras conjuntas con el Sur y con Japón. Su regreso demuestra, según el Alto Mando Conjunto de EE UU y Corea del Sur, «la determinación de responder con contundencia a las provocaciones y amenazas» de Pyongyang. Este jueves, el 'Reagan' intervendrá en otras maniobras trilaterales que tienen como objetivo detectar y seguir posibles misiles balísticos disparados por Corea del Norte, recoge Yonhap.

Además, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, y el primer ministro nipón, Fumio Kishida, tienen previsto hablar por teléfono mañana para coordinar su respuesta a Kim Jong-un. Tras el lanzamiento del misil intermedio, el primero de estas características desde enero, Washington, Seúl y Tokio temen que el régimen norcoreano lleve a cabo ahora un ensayo nuclear. Así lo hizo en septiembre de 2017, cuando detonó a modo de prueba una bomba atómica justo después de disparar un proyectil que también atravesó el espacio aéreo nipón.

Todo ello para forzar las conversaciones con EE UU que, varios meses después, llevaron a un deshielo que culminó con la histórica cumbre de Singapur entre su entonces presidente, Donald Trump, y Kim Jong-un en junio de 2018. Pero su acercamiento acabó fracasando tras la falta de acuerdo en su segundo encuentro, celebrado en Vietnam en febrero de 2019, y sus contactos están estancados desde entonces. Con el fin de retomar las negociaciones de desarme nuclear a cambio de normalizar sus relaciones diplomáticas y recibir ayuda económica y humanitaria, el joven dictador norcoreano vuelve a recurrir a la «diplomacia de los misiles y atómica» que también usara su padre, el «Querido Líder» Kim Jong-il. Pero, de momento, lo único que ha conseguido es desatar una peligrosa escalada militar porque ya no es el único que tira misiles en la península de Corea.

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