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Gente comprando fruta en un mercado Hong Kong, China. Afp
China pide a la población que haga acopio de alimentos ante posibles confinamientos

China pide a la población que haga acopio de alimentos ante posibles confinamientos

El Gobierno trata de que los rebrotes del Covid-19 y la escasez de algunos productos por las inundaciones «no pillen a la gente con la guardia baja»

pablo m. díez y miguel pérez

Martes, 2 de noviembre 2021, 13:39

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El Gobierno de China pronostica un invierno complicado para la población si los rebrotes del Covid-19 no remiten. El Ministerio de Comercio lanzó este martes un aviso a los ciudadanos para que hagan acopio de alimentos ante la posibilidad de que resulten confinados, en un contexto agravado por la escasez de productos agrícolas debido a las lluvias torrenciales y las inundaciones que han devastado granjas y áreas de cultivo.

El propio ministerio solicitó más tarde a los chinos que no reaccionaran «de forma desmedida» ante su recomendación, temeroso de que acudieran en masa a los mercados produciendo el efecto contrario al deseado. En las redes sociales se mutiplicaron las notas de internautas que relacionaban el anuncio oficial con una inminente cuarentena general en todo el país e incluso con una presunta guerra con Taiwan. Al final, en un segundo comunicado, el Ejecutivo explicó que su objetivo es que la población se muestre precavida para no ser «pillada con la guardia baja en caso de que se produzca un confinamiento en la zona en la que reside». Un periódico local agregó que este tipo de directivas suelen emitirse todos los años, aunque éste «se ha adelantado» ante el pesimista horizonte invernal dibujado por el virus y los desastres naturales.

En un verano que pasará definitivamente a la historia como aquél en que el cambio climático se hizo plenamente visible en el mundo, con incendios, inundaciones y sequías inauditas, China se ha visto golpeada una y otra vez por las riadas. Solo en la provincia de Henan las lluvias torrenciales causarón en julio 302 muertos y un millón de desplazados. La región es una de las grandes productoras de alimentos, especialmente de carne de cerdo, que ahora resulta un bien escaso y que restaurantes y comercios habrían almacenado de forma copiosa en sus cámaras frigoríficas.

INFECCIONES:

  • 163 contagios se han detectado entre el lunes y este martes en China, cuya población supera los 1.400 millones de habitantes.

Los cálculos apuntan a que más de 1.600 granjas quedaron arrasadas y al menos un millón de cabezas de ganado se ahogaron. Lo mismo que los cultivos del oeste y de otros condados, que han provocado que algunas verduras o el cilantro cuesten hoy más que la carne. Los precios se han elevado un 28% en el último mes. Las espinacas cuestan un 150% más que en septiembre. Quizá en otra nación el asunto fuera muy serio, pero en China constituye un problema de Estado: el cerdo y los vegetales son claves en su dieta y en la industria alimentaria.

Sin embargo, el asunto va mucho más allá de un fenómeno basado en la oferta y la demanda. Aparte de recomendar llenar las despensas para que no falten víveres de uso común víctimas de la inflación, la pandemia crea preocupación en el Gobierno debido al doble riesgo que implican los confinamientos exprés cuando se detecta un rebrote: la posibilidad de sorprender a los habitantes sin provisiones en sus hogares y el peligro de que la distribución se altere por las cuarentenas y las restricciones a la movilidad.

A miles de ciudadanos el mensaje de este martes les recordó a los primeros compases de la pandemia en 2020 y el pánico a los cortes de suministro (en España ese mismo miedo acabo sorprendentemente con el papel higiénico en los supermercados). Y es preciso entender el contexto. Pese al bajo número de contagios, alrededor de ocho millones de personas ya viven confinadas, seis de ellos en Lanzhou, una ciudad a 1.700 kilómetros de la capital. Nadie quiere que los Juegos de Invierno se conviertan en febrero en un remedo de la debacle japonesa con motivo de las Olimpiadas.

El ejemplo es Pekín, Su aeropuerto, con muy pocos pasajeros. Vuelos suspendidos. Trenes que llegan casi vacíos. Tiendas sin público. Y mucho menos tráfico del habitual en esta megalópolis de más de 20 millones de habitantes. Casi dos años después de que la pandemia estallara en Wuhan, la capital china y 16 de sus 31 provincias vuelven a estar a medio gas por sus últimos brotes.

En máxima alerta

Aunque solo se han detectado 538 contagios desde el pasado 17 de octubre, una cifra mínima en comparación con la mayoría de países, su estricta política de 'Covid 0' obliga a imponer numerosas restricciones y controles de movimientos. Mientras Japón, Corea del Sur, Tailandia, Singapur y Australia se reabren y levantan sus limitaciones gracias a sus campañas de vacunación, China sigue cerrada y en máxima alerta pese a que el 76% de sus 1.400 millones de habitantes ya han recibido la pauta completa contra el coronavirus.

Y así parece que va a ser por bastante tiempo, según anunció el lunes el epidemiólogo jefe del país, el doctor Zhong Nanshan. «Cuá nto tiempo dure dependerá del control del virus en el resto del mundo», dejó en el aire este experto. A su juicio, la mortalidad del 2% que el coronavirus presenta a nivel global es «inaceptable» en un país superpoblado como China y, por lo tanto, no seguirá los pasos de otros gobiernos que han levantado sus restricciones.

Las autoridades locales deben «garantizar el abastecimiento»

En el conflicto alimentario chino, que el Gobierno confía en solucionar con las medidas dictadas este martes, influye un cúmulo de factores indirectos aparte de los rebrotes de coronavirus y el castigo meteorológico sufrido por el gigante asiático en los últimos meses. El aumento de los precios coincide con una mayor agitación de la demanda como consecuencia de la paulatina recuperación de la economía y con el acopio de víveres de primera necesidad realizado por los comercios de cara al invierno. Tampoco se escapa al fenómeno el alza de las tarifas energéticas, que afecta sobre todo a las grandes granjas e invernaderos.

La lección aprendida durante las primeras semanas de epidemia en 2020, con controles, carreteras cortadas y múltiples problemas para hacer llegar comida a la población, está sirviendo ahora al Gobierno para dictar una serie de normas y consejos sobre seguridad alimentaria, avivados por la subida desmesurada de los precios que ha enfurecido a algunos estamentos oficiales. El Ejecutivo ha instado a las autoridades locales a «desempeñar un buen trabajo» para garantizar las cadenas de abastecimiento» y les ha ordenado que «aquellos productos que puedan aguantar sean suministrados con tiempo y almacenados».

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