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EFE
Jueves, 1 de enero 1970
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El Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, bajo la batuta del austríaco Welser-Möst, entusiasmó al selecto público del Musikverein con un programa en el que hubo castañuelas y pandereta, reflejo de la fuente de inspiración que supuso España para los compositores austríacos del siglo XIX.
Fue la primera vez que Welser-Möst, de 50 años y actual director general musical de la Ópera Estatal de Viena, dirigió este famoso espectáculo que cada primero de enero ven decenas de millones de personas en todo el planeta, esta vez transmitido en vivo y diferido a más de 70 países.
"No tengo tendencia a ser un gran caballo de circo", había advertido Welser-Möst a la prensa antes del concierto. ç
Con un estilo austero y templado, el maestro nacido en la ciudad de Linz, en Alta Austria, se adhirió al cien por cien a la línea más tradicional de este concierto, centrado en los valses, polkas y marchas de la dinastía de los Strauss y sus contemporáneos.
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