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Las Palmas parece no tocar fondo. Ayer salió amoratada de Getafe tras dimitir a los diez minutos después un inexplicable 2-0 en contra en los primeros minutos. Sin capacidad de reacción, los cambios en la alineación y de sistema naufragaron y Herrera comienza a quedarse sin argumentos ante la incapacidad de sus jugadores.
No hay coartada que valga, huele a muerto. Por más que solo se hayan deshojado ocho jornadas del calendario, el partido de Getafe estaba marcado en rojo para testar las capacidades de la Unión Deportiva, su futuro inmediato en la categoría. Los dos equipos, sin que hubiese empezado a rodar el balón, ya eran enemigos íntimos condenados al mismo sufrimiento. Getafe y Las Palmas, por sus circunstancias, por su pasado reciente, están señalados a boquear hasta el final por más que en el Coliseum miren desde ayer, con razón, por encima del hombro a los amarillos. Por eso las comparaciones son odiosas y el resultado, desolador. La goleada encajada, aunque lejos aún de vaticinar lo que sucederá en mayo, sí marcará el destino de la Unión Deportiva y, quien sabe, quizás de su entrenador a corto plazo.
La alineación anunciaba vida nueva tras el parón liguero. Por lo menos en intenciones. Paco Herrera sacudió la foto inicial y cambió de plan en el Coliseum sin mucha convicción. Caras nuevas y sistema nuevo obligado por el entorno y la necesidad. Rompía con el pasado el técnico para intentar la reacción. Circunstancialmente o no, el once de entrada presentaba una desconcertante pero más ambiciosa nueva filosofía. Un viraje táctico y emocional que, dependiendo del resultado, podría anunciar una nueva época en Primera División. Vale que Hernán llegaba justo al partido, que Dani Castellano arrastraba molestias, pero los estrenos de Javier Garrido y de Nauzet Alemán no eran simples cambios estéticos. Al final, saldrían señalados ambos. Esta vez, como en Vigo antes de la expulsión, Herrera volvió a optar por una defensa de cuatro hombres, siendo el sacrificado el capitán García ante la ausencia de Alcaraz. Se consolidaba así el doble pivote formado por Culio y Wakaso, con Nauzet, Roque y Viera creando para Araujo desde la mediapunta. Nada funcionó.
Le costó digerir a la Unión Deportiva esta nueva fórmula. Más cuando a los tres minutos ya estaba cuesta arriba. Peor no podía empezar la huida hacia adelante de los amarillos -ayer de rosa- cuando un desajuste por la izquierda de Garrido se convertía en medio gol local. El centro de Álvaro lo remató sin oposición Víctor Rodríguez con Varas vendido por los suyos. Peor se pondría la cosa ocho minutos después. Otro centro desde el perfil de Garrido (¡de nuevo Garrido!), con la inacción en bloque de la retaguardia grancanaria, terminó en el remate de cabeza de Sarabia. Minuto 10 y diluviaba en Getafe, también metafóricamente... Hasta el cuarto de hora, nada noticiable en el área de Guaita. Y solo se inquietó el portero local porque a Nauzet se le ocurrió probar desde lejos. Las Palmas, atolondrada tras la sacudida inicial, no se encontraba en el campo y los jugadores miraban a la banda desnortados buscando soluciones al desaguisado mientras que desde la grada la afición grancanaria pedía a Herrera que saliese del banquillo. Tocaba épica, pero el partido había quedado liquidado en diez minutos.
De ahí al descanso, centrocampismo estéril de Las Palmas y alguna contra aislada de un Getafe acomodado esperando golear sin mancharse la camiseta. Sin mojarse.
El moribundo necesitaba una transfusión urgente al descanso. Wakaso, que ya había hecho méritos para la expulsión, cedió su puesto a Willian José. Roque retrasó su puesto y Las Palmas buscó con el campo encharcado el gol con dos delanteros y un juego más directo prescindiendo de un centrocampista. A pesar de los cambios fue el Getafe el que pudo echar el cerrojo por la vía rápida con dos ocasiones en un minuto: una falta lateral a la que no llegó Juan Rodríguez y un remate de Álvaro que despejó Varas. Con este panorama y cuando la grada visitante ya reclamaba a gritos la entrada de Valerón, Herrera volvió a intentar zarandear a su equipo con la entrada de El Zhar por Sergio Araujo, otra vez desaparecido. Desconocido, sombra de lo que fue. No tardaría entrar el 21 también al campo para intentar lo que parecía imposible con 25 minutos por delante. Por entonces en el equipo grancanario cada uno hacía la guerra por su cuenta y el Getafe, sin sentirse nunca intimidado, ya pensaba en otra cosa.
Más cuando Culio se autoexpulsó a falta de diez minutos con una entrada innecesaria a Sarabia. Scepovic, con dos goles al final, solo hurgaría en la herida. Fue el triste epílogo de un partido que confirma que Las Palmas ha entrado en depresión y necesita una terapia de choque.
- Ficha técnica:
4 - Getafe: Guaita; Damián Suárez, Vergini, Alexis, Roberto Lago; Pedro León (Moi Gómez, m.69), Juan Rodríguez, Lacen, Víctor Rodríguez; Sarabia (Emi, m.84) y Álvaro Vázquez.
0 - UD Las Palmas: Javi Varas; David Simón, Aythami, Bigas, Javier Garrido; Culio, Wakaso (William José, m.46); Nauzet Alemán (Valerón, m.67), Roque Mesa, Jonathan Viera; y Araujo (El Zhar, m.60).
Goles: 1-0: M.2 Víctor Rodríguez; 2-0: M.10 Sarabia; 3-0: M.85 Stefan; 4-0: M.91 Scepovic.
Árbitro: Fernández Borbalán (Comité Andaluz). Amonestó a Vergini (m.48), del Getafe; y a Wakaso (23) y William José (57), de Las Palmas. Expulsó con roja directa a Culio (m.79).
Incidencias: encuentro correspondiente a la octava jornada de la Liga BBVA, disputado en el Coliseum Alfonso Pérez, ante unos 8.000 espectadores
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