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Una albanesa de 113 años vive con 20 euros al mes que gasta en tabaco y café

EFE

Jueves, 1 de enero 1970

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Ha vivido en tres siglos distintos, ha visto caer imperios, la dos Guerras Mundiales y desmoronarse el Telón de Acero: la albanesa Tane Koleci, de 113 años, vive en la miseria con una paga de 20 euros al mes que gasta en tabaco y café. Su partida del nacimiento certifica que Tane nació el 10 de julio del 1896 en el pueblo de Derjan, de la región de Mat, al norte del país, lo que la hace tan longeva como el mismo Estado albanés, fundado en 1912 después de lograr su independencia del Imperio Otomano. La centenaria albanesa ha sido testigo de los distintos periodos históricos que ha atravesado el país balcánico, desde el dominio turco, el reinado de Ahmet Zogu, la llegada del comunismo y, finalmente, la democracia. Sin embargo, todas esas vivencias no le han proporcionado comodidades en su vejez: su vida transcurre en una casa hundida en un vasto pantano lleno de lodo y basuras situado a las afueras de la ciudad costera de Durres. Casi sorda y con dificultades en la vista, pasa gran parte del día acostada en un diván-cama, el único mueble que adorna su habitación vacía, sin calefacción, ni luz eléctrica. Con un pañuelo negro en la cabeza, y vestida con una blusa y pantalones negros, se levanta sola para ir al baño y camina hasta el umbral de la puerta para disfrutar de los rayos del sol. Casi es imposible comunicarse con ella, pese al esfuerzo de sus familiares, que comprenden su forma de comunicarse, pero sorprende por su vitalidad a los huéspedes con un enérgico apretón de manos. "Hace un mes tuvo la presión alta y mareos que le duraron tres días. Con los ojos llenos de lágrimas nos suplicaba que llamáramos al médico para curarla. Tenía miedo de morirse", dijo Mexhid Koleci, un primo, que con su mujer, Zahide, cuidan a la anciana. "Me dolía como si fuera mi madre. Y para ayudarla colgamos un Corán en la pared sobre su cabeza", explicó Zahide, de 72 años. "Tane no sufre ninguna enfermedad. De vez en cuando le damos un somnífero, nada más", añadió. Apenas abre los ojos por la mañana toma cuatro tazas de café sin azúcar y otras cuatro a lo largo del día. Pero sus amigos más estrechos son una vieja pipa y una caja metálica, regalo de su marido, Veli, muerto en 1971, donde guarda el tabaco. Empezó a fumar a escondidas desde que era una chica joven y actualmente fuma 10 pipas al día, lo que equivale a alrededor de un kilo de tabaco mensual. "Los 2600 leks (unos 20 euros) que cobra mensualmente Tane de ayuda social, lo gastamos en tabaco y café", se lamenta Mexhid. Pero durante su larga vida ha respirado el aire puro del monte y se ha alimentado con carne, huevos, queso y otros productos ganaderos. Y nunca ha probado ni una gota de alcohol. En su niñez quedó huérfana y tuvo una vida dura en su pueblo: tenía que despertarse temprano, labrar la tierra, pastorear el ganado y cargar leña y ollas de agua hasta su casa. Casada a los 26 años no tuvo hijos y su única hermana murió cuando era pequeña. Durante mucho tiempo vivió abandonada en la aldea hasta que Mexhid y Zahide le dieron cobijo, hace tres años, en su casa en el pantano.

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