Un ‘apartheid’ en el corazón de Europa
En el corazón de Europa existe un régimen «muy similar al apartheid» sudafricano. Se desarrolla en Eslovaquia, un país en el que se margina a la población romaní. Hasta tal punto que a los niños de esta etnia se les niega el derecho a asistir a los mismos colegios que al resto de la población. Esta es una de las realidades que la cineasta austríaca Natalie Halla (Linz, 1975) retrata en su documental Separated, exhibido dentro de la 10º edición de la Muestra de cortometrajes San Rafael en corto, que hasta el próximo 21 de noviembre se desarrolla en el teatro Víctor Jara de Vecindario, en Santa Lucía.
«En el resto de Europa es una situación muy desconocida, pero en Austria, como estamos al lado, sabemos muy bien lo que allí sucede. Es un claro ejemplo de apartheid. A los niños romaníes, desde la guardería, se les separa del resto», explica la cineasta por teléfono, tras la proyección de su documental en Vecindario.
Reconoce que en Eslovaquia, durante el rodaje, le «impactó y sorprendió» ver en directo esta realidad discriminatoria, aunque el rodaje no fue especialmente complicado. «Nos ganamos la confianza de ellos con rapidez y no fue complicado. Ni siquiera rodar dentro de sus casas», asegura la cineasta.
Esta lamentable situación que se vive en Eslovaquia es una de las tres patas que sustentan Separated. Las otras dos son los muros de la vergüenza de Israel y el Sáhara.
En el Sáhara contó con el apoyo del Frente Polisario para contar la realidad de los asentamientos saharauis en las provincias del sur, como denomina Marruecos el territorio presuntamente conquistado. «Conocí la realidad de este pueblo gracias al FiSahara. Es increíble que la comunidad internacional no haga nada. Se limita a mandar víveres», explica.
«Rodamos en la zona de los campamentos liberados y en una zona desminada, al sur. También recorrimos el muro y las zonas minadas. Fue un rodaje intenso y muy cansado, porque recorríamos el desierto durante horas en todoterrenos. Además, yo estaba embarazada de cuatro meses», rememora.
Separated se completa con el retrato del muro que separa a palestinos e israelíes. «Mi tesis de fin de carrera la hice en Jerusalén. En aquella época, el muro no existía, por lo que me impactó mucho cuando rodamos y descubrí la nueva realidad», explica con pesar.
Natalie Halla, que habla un español más que aceptable, fruto de los 15 años que vivió en Valladolid con su marido, tiene claro que el tipo de documentales «sociales» por los que apuesta no son rentables, desde un punto de vista económico. «Por la temática que abordo, no los compran las televisiones. Mi principal motor es contar esas historias. Considero un arma muy potente el documental, sobre todo de este tipo, cinematográfico, que va mucho más allá que un mero reportaje televisivo», comenta la autora de Madres de la droga, Y también Gaelle, y El heredero de Liszt.
«Soy abogada y trabajo con un despacho de fiscalidad internacional de Madrid. No vivo de los documentales, porque el recorrido de éstos se limita a festivales y a proyecciones especiales y puntuales. Con sufragar los costes me conformo», puntualiza la cineasta centroeuropea.
En estos momentos ultima un documental titulado Una guardería del bosque y tiene en fase de preproducción un proyecto finlandés en torno a los cuatro elementos.