Un mal día para ir a la zona Puerto
Un mal día para ir al Puerto. Eso debieron pensar los conductores que, por motivos profesionales o personales, se acercaron este lunes al entorno del mercado. La reordenación del tráfico diseñada por el Consistorio capitalino cogió por sorpresa a más de uno en su estreno. El despiste fue generalizado. Las críticas, también.
La cara los conductores que ayer circulaban por el entorno del mercado del Puerto reflejaban sorpresa, cuando no enfado, al ver alteradas sus rutas habituales con la puesta en funcionamiento de la reordenación del tráfico diseñada por el Ayuntamiento capitalino para la zona.
El primer sobresalto se lo llevaron aquellos que, procedentes de Santa Catalina, querían acceder al mercado por la calle Eduardo Benot. Y es que al llegar al cruce con Gran Canaria, mientras los coches del carril izquierdo podían continuar el sentido de la marcha, los del derecho tenían que salir a la GC-1.
El motivo no era otro que permitir a los que llegaban de López Socas, que ha cambiado su sentido, acceder por el nuevo carril creado en contrasentido de Eduardo Benot a la autovía. Más de uno tuvo que volver a Santa Catalina y repetir la operación, esta vez por el carril correcto. Sin embargo otros, pese a la presencia de la Policía Local que trataba de poner orden e informar en medio del desconcierto inicial, se saltaron la prohibición con cara de pocos amigos y con la recriminación de los agentes.
Los vecinos de la zona mostraban su discrepancia con unos cambios que no creen aporten solución alguna al tráfico y que temen sea un problema añadido. «Es taponar el barrio. Yo vivo en la calle Fontanales y los viernes la cola es tremenda», expone Pino Vega. «Si pasa algo nos vamos a matar unos a otros, porque no podremos salir. Y eso que estamos en agosto», afirma.
«Yo creo que estaba mejor como estaba antes», apunta Manuel Suárez, muy contrariado por el traslado de la parada de la línea 20 de la calle López Socas.
En cualquier caso, quienes peor parecen llevar el cambio son los que trabajan por la zona, principalmente repartidores y transportistas y algún taxista que no se resistió a preguntar «¿De quién fue la magnífica idea?».
«Para nosotros es un problema porque no nos han hecho una línea discontinua para entrar y salir de la parada», explica Juan Carlos Afonso, transportista preocupado con lo que ocurrirá cuando pase el verano.
