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Un dilema con Sergio Araujo

Miércoles, 12 de octubre 2016, 00:58

Araujo sí, Araujo no. He ahí el dilema de Quique Setién para el partido de pasado mañana ante el Espanyol. El técnico probó ayer al argentino entre sus posibles opciones ofensivas, sin descartar, eso sí, a Livaja, pero el debate está servido con un jugador que, recientemente, ha sido noticia por un grave incidente disciplinario.

Dentro de dos semanas, el próximo 26 de octubre, Araujo tendrá que volverse a sentar en un juzgado por la denuncia de la Guardia Civil que pesa sobre él. Está acusado de desobediencia a la autoridad por negarse a pasar un control de alcoholemia (tras haber dado positivo en primera instancia, en el etilómetro de muestreo) y el pasado 28 de septiembre ya tuvo que declarar ante la autoridad judicial por este altercado, si bien desmintió los hechos reflejados en el atestado y el pleito pasó, al existir disconformidad entre las partes, al Juzgado de lo Penal. La Fiscalía pide once meses de prisión y dos años de inhabilitación del carné de conducir, mientras que la defensa de Araujo, que personifica Lino Chaparro, jefe de los servicios jurídicos del club, solicita la libre absolución.

Esta circunstancia ya le ha valido al atacante una nueva reprimenda de la entidad, al ser reincidente, y, también, un gesto de ejemplaridad del técnico, que lo desplazó la jornada pasada a Pamplona, con motivo del partido ante Osasuna, para terminar descartándolo y dejándolo en la grada. Entonces, Setién dijo, y cargado de razones, que no lo veía en condiciones de competir. Ahora, con todo un poco más normalizado, es posible que Araujo reaparezca, bien de inicio, o ya mediado el encuentro.

El entrenador cántabro entiende que es un activo recuperable y no desea prolongar más la situación que está viviendo el futbolista sudamericano, al que el club trata de proteger de nuevas polémicas blindándole a entrevistas y comparecencias públicas.

Eso sí, la presencia de Araujo sobre el césped, si finalmente participa, generará controversia en la grada, como ya sucediera el pasado mes de marzo cuando, tras una fiesta en la que también fue protagonista Nauzet Alemán, fue recibido con una sonora pitada de desaprobación por parte del respetable en su vuelta a los campos. Los comportamientos del ariete argentino han generado debates tanto en el ámbito interno de la entidad como en los seguidores. Tras una primera temporada impecable, en la que contribuyó con 25 goles al ascenso a Primera, su historial está salpicado de polémicas de todo tipo. Pidió irse traspasado contra la voluntad de la UD, posteriormente fue acusado por Paco Herrera en la pretemporada de 2015 de llegar «gordito», saltándose el régimen interno, y la campaña pasada fue expedientado y llamado a capítulo por la famosa juerga de carnaval del 20 de febrero, uno de los capítulos más siniestros de la historia del club y que concluyó con reyerta nocturna y un futbolista (Nauzet) denunciado y con la cara cortada. Araujo también estuvo allí.

La nueva polémica no hace más que ahondar en la conflictividad de un profesional que atesora tantas cualidades como incidencias. Setién lo atribuye a su entorno. Pero no son pocos los que piensan que ya es mayorcito.

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