Un actor perfecto o un auténtico inocente

No cabe otra posibilidad: Iván R.A., el enfermero acusado de asesinar a su mujer envenenándola con talio, demostró hoy durante el intenso interrogatorio al que fue sometido por la fiscal y el abogado de la familia de la fallecida que o bien es un caradura con la lección perfectamente aprendida o un hombre con el que se ha cometido una injusticia sin parangón.

Con una foto de su esposa en la mano que besaba constamente, con llantos, con una diálogo pausado y partiendo de una vehemente defensa de su inocencia, respondió con solvencia a todas las preguntas de las acusaciones y explicó de forma detallada, con perfecto dominio de fechas y nombres, toda su actuaicón, reiterando que nunca había suministrado a su mujer ni medicinas no pautadas ni por supuesto talio, producto de, que, dijo "no sé ni cómo se trata ni cómo se consigue".

La declaración de Iván evidenció que el juicio va a ser uno de los más intensos y apasionantes que se celebre en la Audiencia de Las Palmas. Queda mucho plenario y la prueba testifical y la pericial pueden reducir las declaraciones del acusado a una pura farsa, pero da día de hoy sólo hay dos posibilidades: o Iván R.A. es un gran actor o una víctima de una tremenda injusticia.

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