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Un 10% de la población sufre una dependencia afectiva o emocional

En torno al 10% de la población presenta rasgos acusados de dependencia afectiva o emocional o es adicta al amor, según un estudio realizado por la Fundación Instituto Spiral y expertos de la Universidad de Oviedo, para dar a conocer un problema muchas veces oculto y, por lo tanto, sin tratamiento.

EFE

Jueves, 19 de enero 2006, 19:16

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El estudio se presentará mañana en el marco del I Encuentro Profesional sobre Dependencias Sentimentales, que organiza en Madrid la Fundación Instituto Spiral con el fin de poner de manifiesto la necesidad de formar a especialistas en este tipo de adicciones.

Según el análisis realizado, al que se sometieron más de doscientas personas, un alto porcentaje de la población, superior al 40 por ciento, se declara dependiente emocional y afirma haber sufrido conflictos relevantes de pareja.

Tras aplicar diferentes instrumentos de medición de dependencias, se comprobó que un 10 por ciento presentaba características acusadas de una adicción afectiva.

El problema confunde a los profesionales porque, como otras muchas adicciones, tiene variados síntomas, que van desde la depresión reactiva, al transtorno obsesivo y los síndromes desadaptativos.

Según una de las definiciones de este problema, la dependencia afectiva es una adicción a una relación romántica o de pareja, en la que la persona se dirige al otro con la intención de llenar un vacío, con lo que convierte la relación en el centro de su vida.

Se trataría de una necesidad patológica del otro, basada en una inmadurez afectiva del individuo.

Según los expertos del Instituto Spiral, muchas personas necesitan a la gente y pueden decir que "dependen", pero el problema se da cuando el sujeto "es controlado" por esa necesidad, de modo que el miedo a la pérdida y a la soledad contamina el vínculo afectivo.

Entre las características de los adictos del amor destacan los expertos "la necesidad de ser necesitadas", la adicción al dolor y a sufrir, la incapacidad de ver el problema del otro y la ambivalencia afectiva.

Como rasgos de su personalidad, citan, por ejemplo, la impulsividad, la negación del problema, la baja autoestima, la inseguridad y la tendencia a la depresión; pueden proceder de hogares desestructurados y contar además con antecedentes de maltrato.

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