Aunar voluntades y esfuerzos para mejorar la difícil situación de los palmerales grancanarios, peor la de los urbanos que la de los silvestres. Ese es el objetivo que se han puesto el Cabildo, el Gobierno canario, los ayuntamientos y los distintos especialistas consultados en la cumbre celebrada para analizar el estado y las necesidades de los 125.000 ejemplares censados en Gran Canaria. Convocada por el Cabildo debido al precario estado actual de muchos palmerales, su presidente, José Miguel Bravo de Laguna, espera que la comisión de trabajo siente las bases de un observatorio o consorcio para el cuidado de la phoenix canariensis, una de las especies más emblemáticas de la flora canaria. Bravo de Laguna incluyó en su diagnóstico de los palmerales grancanarios la presencia de varias plagas, como las del picudín y picudo rojo, los efectos de la sequía en las palmeras silvestres y el hecho de que alineación de ejemplares cerca de las carreteras, como en la autovía del Sur (GC-1) facilita el contagio de las enfermedades. También reconoció que no hay presupuesto para acometer un plan de choque en los palmerales. Además, el presidente del Cabildo lamentó la falta de coordinación entre las administraciones regional, insular y municipal y los propietarios particulares, así como la importación de especies como la datilera que, opinó, ha sido muy perjudicial, por su hibridación, para la especie endémica. Bravo de Laguna explicó que el plan insular de recuperación de la palmera canaria del año 2006 será distribuido entre los 21 consistorios locales, botánicos, técnicos y especialistas universitarios para proceder a su actualización, dentro de un mes, con las propuestas y sugerencias para mejorar y preservar esta especie que se presenten. El presidente del Cabildo aprovechó la cumbre para entregar mapas de localización de las palmeras censadas a los 21 municipios.