Tarragona vive con el petróleo hace 30 años
Tarragona acredita una larga historia de convivencia con el petróleo: desde el año 1982 la compañía Repsol explota varios pozos situados a 45 kilómetros de la costa, frente al delta del río Ebro. ¿La clave? Interés mutuo y diálogo permanente.
La antigua Tarraco romana y la comarca en la que está enclavada constituyen un claro ejemplo, para lo bueno y para lo malo, de todo lo que supone tener cerca una explotación de hidrocarburos. Más que cerca, imbricada en la vida de la ciudad. Porque Tarragona, además de la plataforma Casablanca, que extrae petróleo frente a la Costa Dorada -3,5 millones de turistas al año-, cuenta con varias instalaciones vinculadas a la industria petrolera diseminadas por varios puntos: el pantalán, junto al muelle pesquero, la refinería y el complejo de fabricación de productos manufacturados. Sus siluetas forman parte del paisaje urbano tanto como la torre de la catedral románica.
Sin entrar a juzgar el modelo de desarrollo elegido, el resultado de esta larga convivencia con el petróleo es un elevado grado de aceptación en la sociedad en general y entre los sectores que más podrían verse perjudicados -pesca y turismo- en particular. La respuesta es casi unánime allá donde se pregunte: «Es un beneficio para todos y compensa», aseguran.