«Soy totalmente inocente»

«Me declaro total y absolutamente inocente». El enfermero acusado de matar a su mujer confirmó este lunes, en la primera jornada del macrojuicio, su intención de presentar batalla hasta el final, y a todo o nada, contra las tres acusaciones que le imputan un asesinato por envenenamiento con talio y piden 25 años de prisión. La vehemente negativa del enfermero gaditano del Hospital Insular Iván R.A. de 33 años, dio el pistoletazo de salida a un juicio que durará cerca de dos meses y que pretende aclarar si la mujer del acusado, la también enfermera Laura A.G. -trabajaba en el Doctor Negrín- murió de una enfermedad rara como asegura Iván o envenenada con barbitúricos, insulina y talio suministrados por su marido, como sostiene el Ministerio Fiscal, el Instituto Canario de Igualdad y la familia de la fallecida. Un tribunal popular formado por seis hombres y tres mujeres bajo la presidencia del magistrado Carlos Vielba Escobar se encargará de emitir el veredicto de culpabilidad o inocencia a partir del 20 de febrero, fecha en la que podrían acabar las sesiones del plenario. Se trata del primer proceso en Canarias en los últimos 25 años en el que se pretende aclarar una presunta muerte por envenenamiento, y la clave del juicio está en las pruebas periciales. Básicamente, la cuestión principal se centra en un debate entre los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Las Palmas Javier Tapia y Eva Bajo, que apreciaron talio y otros barbitúricos en la autopsia al cadáver de Laura A.G. , y los peritos contratados por la defensa Luis Frontela y Carlos Perezagua, que afirman que Laura murió la fecha y el lugar son los únicos datos pacíficos: el 11 de julio de 2010 en el Hospital Insular de una enfermedad o conjunto de enfermedades conocida como glucogenosis, un trastorno del metabolismo del glucógeno. Establecido el escenario, el nudo del caso podría desenredarse entre los días 3, 4 y 6 de febrero, fechas en las que comparecerán ante el jurado los facultativos antes reseñados para someter a contradicción sus informes. El de Tapia y Bajo, derivado del análisis de los restos mortales de la enfermera, habla de una muerte «sospechosa de criminalidad de etiología médico legal homicida» por «intoxicación crónica por talio, morfina, codeína, insulina, barbitúricos y benzodiacepinas». Los catedráticos Frontela y Perezagua, que no analizaron el cadáver de la enfermera, se apoyan en lo 24 análisis a los que fueron sometidos sus restos -17 del Instituto Nacional de Toxicología, cuatro del Centro Militar de Farmacia, dos del Instituto de Medicina Legal de Las Palmas y uno de Materno Infantil de Gran Canaria- para concluir que Laura murió de enfermedad.

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