Portugal-Francia, 0-1. Zidane también tumba a Portugal

Zidane, otra vez el viejo y entrañable 'Zizou', fue clave en el sonado éxito de Francia, una selección que ha resurgido de sus cenizas, acabado con sus enterradores y, ocho años después, vuelve a la gran final. 'Zizou' estuvo más vigilado, pero despertó a los lusos de sus sueños cuando demostró a Ricardo que los penaltis deben meterse. En el penúltimo partido de su vida, asumió la responsabilidad como si tal cosa, no tomó carrerilla, miró para un lado y tiró duro hacia el otro. El portero le adivinó la intención pero no pudo alcanzar el misil. Una jugada decisiva que se buscó Henry, el tipo más desequilibrante del cerrado partido, y en la que Ricardo Carvalho cayó en el engaño como un inocente.

IGNACIO TYLKO / COLPISA

Cual 'Ave Fénix', definitivamente Francia ha vuelto. Con sus desgastadas figuras, Henry en su plena madurez, Zidane relajado antes de marchar, y el aire fresco de tipos como Malouda y Ribery. Ni un reproche se puede poner a un equipo sólido y curtido que, en cuanto comenzó la verdadera competición, eliminó a España, Brasil y la crecida Portugal. En un partido muy táctico, tal y como se preveía, los galos aprovecharon su momento y se confirmaron como la 'bestia negra' de los lusos, a los que ya apearon en las semifinales de los Europeos de 1984 y 2000. Y cortaron una racha triunfal de Scolari que se prolongaba desde el último Mundial con Brasil. Ahora, competirán contra Italia en la finalísima del domingo en Berlín. Los ibéricos se conformarán con buscar consuelo en la 'final de los perdedores' contra los anfitriones. Paradojas de la vida, fueron a caer por un penalti.

Que la emigración, el conocimiento de otros campeonatos y culturas, fomenta el progreso, lo atestigua un primer análisis de los onces titulares. Mucho tiene que ver en el éxito de Portugal, enorme pese a su eliminación y sólo comparable con el de 1966, el hecho de que, la mayor parte de sus jugadores fichasen por grandes ligas tras el éxito de la última Eurocopa. Del equipo que alineó Scolari ante Francia, el portero Ricardo es el único que disputa la competición doméstica. Algo similar ocurre en los galos, donde sólo el veterano e inseguro Barthez, el defensa Abidal y los emergentes Ribery y Malouda actúan en Francia. Y estos dos últimos, parece que por poco tiempo.

Henry no es Pauleta

Pero los contendientes de Múnich tenían más similitudes. Para empezar el sistema, el 4-2-3-1 tan de moda y en el que, por eso que llaman equilibrio y que tanto dificulta el espectáculo, prevalecen los dos pivotes defensivos. Costinha y Maniche, en Portugal, y Vieira y Makelele, en Francia, eran los estajanovistas de Baviera. Ambos equipos, además, presionan bien y adelantan las líneas para evitar sufrir cerca de su área. E intentan no complicarse la vida en los pases, no arriesgar jamás en zonas de riesgo, y terminar casi todas sus jugadas, a fin de facilitar el repliegue. También buscan los desmarques, los movimientos sin balón, los cambios de posición.

En medio de tanta disciplina táctica, Zidane y Figo ponen el toque de libertad, de ingenio, de magia. Son los jefes y aparecen por donde quieren. Sí es muy diferente, tal y como quedó demostrado, la labor que desempeñan los arietes. Si Pauleta es sólo un rematador en declive, que apenas participa del juego, Henry es una estrella que guía a sus compañeros porque es un tipo capaz de buscarse la vida, de fabricarse la jugada, no sólo de envasarla.

El delantero del Arsenal lo dejó patente en la acción de la noche. Salvo un disparo raso y seco de Deco que desvió Barthez y un tiro alto de Maniche, no había ocurrido nada hasta que Henry recibió un balón al borde del área e hizo lo que quiso con Carvalho. Primero porque el luso se fue enseguida al suelo y después porque le dejó una pierna de lo más tonta. Hubo un ligero contacto y el ariete hizo el resto. Zidane asumió la obligación de no perdonar.

Esa penalti indignó a Scolari, quizá más por la torpeza de su jugador que por la decisión del árbitro uruguayo, y descentró a los lusos. Comenzaron a perder la posición, a buscar faltas, a presionar al colegiado a base de protestas, como en un pequeño empujón de Sagnol a Cristiano Ronaldo en el que pidieron penalti a gritos. Con esa actitud, lo único que consiguieron fue no inquietar a Barthez antes del descanso, que Francia viviera tranquila.

Con Portugal obligada a abrirse, misión para la que está mal preparada, y espacios a la contra, la 'tricolor' tenía el duelo casi ganado. Sólo algún despiste, acción a balón parado o cantada de Barthez, podrían igualar la semifinal. No dispone Portugal de jugadores capaces de cambiar por sí mismos el signo de un partido. Figo lo intenta por todas partes pero, se quiera o no, está en el declive, Cristiano Ronaldo aparenta más de lo que hace, Deco estuvo ausente y arriba no hay pegada. Eso sí, hasta estrellarse contra la roca francesa, sólo había encajado un gol.

Ficha técnica

Portugal: Ricardo, Miguel (Paulo Ferreira, min. 62), Fernando Meira, Ricardo Carvalho, Nuno Valente, Costinha (Helder Postiga, min. 74), Maniche, Figo, Deco, Cristiano Ronaldo y Pauleta (Simao, min. 67).

Francia: Barthez, Sagnol, Thuram, Gallas, Abidal, Vieira, Makelele, Ribery (Govou, min. 71), Zidane, Malouda (Wiltord, min. 69) y Henry (Saha, min. 84).

Árbitro: Jorge Larrionda (Uruguay). Mostró amarilla a Ricardo Carvalho -se pierde la consolación- y Saha, que dice adiós a la final.

Gol:

0-1 (min. 32): Zidane, de penalti.

Incidencias: Segunda semifinal del Mundial'06, celebrada en el Allianz Arena de Múnich. Lleno y mucho calor en las gradas y en lo climatológico.