Números y personas
Ejemplos tenemos a cientos para demostrar que en los últimos tiempos para los regidores los números están por encima de las personas; pero, siempre hay uno más, ahí está el desprecio que esta misma semana han vuelto a sufrir los vecinos de Ojos de Garza, condenados por una tecnocracia para la que no vale el futuro de las personitas que allí viven y a las que se condena a la incertidumbre y a la angustia de estar al albur de una decisión que algún día llegará, no se sabe cuándo, de allende los mares. Esas tenemos.
El austericidio tiene estas cosas. Y conviene recordarlo ahora que Zapatero vuelve a la palestra con un libro en el que pretende justificar asuntos tales como aquella reforma de la Constitución, hecha con nocturnidad y el solo conocimiento de un socio, que fue la espoleta para que el culto a la austeridad alcanzase el rango de constitucional. Antes el control del déficit que todo lo demás. Y en esas estamos. El drama de las personas no cuenta.
Sinceramente, lo de Ojos de Garza no tiene nombre. Usted no podrá seguir viviendo aquí. A usted le voy a expropiar. Usted tendrá que sacrificarse por el desarrollismo. Pero el cuándo, ya decidiré cuando. Ahora, aunque había dicho que sí, no toca. Quizá mañana, o no. Cuando los números me cuadren.
Sin embargo, resulta llamativo que según para qué la austeridad es máxima de obligado cumplimiento o no. En lo que a la energía se refiere no lo parece. Por más que se diga, y está demostrado, que la energía eólica en esta tierra nuestra es muchísimo más barata que la convencional, las trabas a su desarrollo siguen siendo clamorosas. Esta misma semana hemos sido testigos de un nuevo episodio de la negativa del Ministerio de Fomento, vía Aena, a autorizar catorce parques eólicos, con la consiguiente creación de varios cientos de puestos de trabajo, en el sureste grancanario.
Y estos días, igualmente, hemos comprobado como las primeras espadas del PP canario, cual clones, han repetido, obedientes al argumentario y de manera sorprendentemente idéntica, que el debate sobre las prospecciones petrolíferas, y en consecuencia sobre el futuro energético de estas islas, ha quedado finiquitado desde el momento en que Marruecos ha decidido iniciarlas en sus aguas cercanas.
El debate, así lo reduzcan al mercantilismo más ramplón, no se puede cerrar, porque aquí tampoco vale el modelo de crecer y gastar, usar y tirar, explotar y contaminar. Aquí también es preciso encontrar nuevas vías. Si somos, en más de un 90%, dependientes de los combustibles fósiles, habrá que apostar por corregir tamaña dependencia.
Y si en lo económico hemos concluido que el día que salgamos de la crisis nada va a ser igual, habrá que convenir, también, que en lo referido a la energía estamos en las mismas; porque parece obvio que, frente a la extrema dependencia del petróleo y el gas, resulta razonable apostar por desarrollar la autonomía que da transformar el sol y el viento en electricidad.