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Como cuando el hombre llegó a la Luna, la hazaña de Javier Cruz (18/05/1971) siempre permanecerá en los hitos del deporte de Canarias. Con el tinerfeño Juan Diego Amador, este grancanario fue el primero que coronó el Cho Oyu hace una década. Nadie más en las Islas lo ha conseguido.
Desde entonces ha seguido desafiando las montañas más altas, y peligrosas, del mundo. Pero aquella experiencia del 5 de octubre de 2002 que le convirtió en pionero no se le olvidará nunca. «Repetiría a pesar de que subimos sin oxígeno, sin ayuda auxiliar, y con la incertidumbre de lo que sucedería. Había escalado a varios cuatro miles, pero no a un ocho mil como el Cho Oyu. De hecho ningún otro canario lo ha conseguido desde entonces a pesar de que lo han intentado varias veces. Cuando llegué a la cumbre sentí algo único. Estuve durante media hora, después de hacer la foto con la bandera de Canarias, contemplando todo lo que me rodeaba. Es una experiencia única», relata Cruz. «Le dije al otro canario, Juan Diego, que aprovechásemos la ocasión porque difícilmente se repetiría. Dos años después subimos al Everest».
Cruz se presentó a una selección en Canarias para formar parte de la expedición de Juanito Oiarzábal con el programa Al filo de lo imposible de TVE. «Se eligió el Cho Oyu, de 8.201 metros, que está en la frontera de Nepal con el Tíbet. En esas pruebas de selección salimos elegidos un tinerfeño, Juan Diego Amador, y yo. Para mí Juanito era un mito, era el primer español que lograba ascender a los 14 ocho miles, y el sexto en la historia sin ayuda de oxígeno artificial. También estaban en aquella expedición Edurne Pasabán, por entonces desconocida, o Iván Vallejo, dos reputados alpinistas», afirma orgulloso Cruz de haber llevado la bandera de las Islas a la cima del mundo. «Gracias al apoyo de las instituciones, Gobierno, Cabildo y Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria logramos que la bandera de Canarias ondease por primera vez en la sexta montaña más alta de planeta. Es un sentimiento que no se puede explicar, fuimos los primeros y eso quedará en la historia».
La aventura en el Cho Oyu fue un punto de inflexión para el alpinismo en las Islas. «Demostramos que los canarios también podemos formar parte de expediciones importantes. No solo los catalanes y los vascos. Tuvo una gran trascendencia en los medios y desde entonces el interés por el alpinismo en las Islas se ha disparado. De ahí que cada vez haya más expedicionarios canarios que se atrevan con los picos más altos y que iniciativas como La semana de la montaña que organizo con la federación grancanaria de montañismo tenga más calado», asegura Cruz.
Desde aquel 5 de octubre de 2002 su complicidad con la alta montaña será eterna. «Cada vez que das un paso más arriba te alejas cada vez más de la vida. Tu cuerpo sufre condiciones extremas en lugares inhóspitos. Lo más duro de todos estos años ha sido ver los cuerpos inertes de amigos abandonados en la montaña. Y piensas que te puede suceder a ti, por eso no hay que perderle nunca el miedo a la montaña. «¿Volver? Estoy seguro de que lo haré», reta Cruz, el primer abanderado canario en la cima del mundo.
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