"Ni la violé ni la maltraté, la cuidé como si fuera mi madre"
Antonio F. de la Gándara
Viernes, 6 de noviembre 2015, 09:15
«La cuidamos como si fuera nuestra madre. La queríamos, ni la violamos ni la maltratamos, ¡Por favor!». El matrimonio formado por los testigos de Jehová Eduardo V. y Virginia C. defendió con vehemencia ante la Audiencia su inocencia en el caso de la anciana supuestamente ultrajada por sus cuidadores. El juicio sigue hoy 6 de noviembre.
Los vecinos de Las Palmas Eduardo V.U. y Yohania Virginia C.M., acusados de maltratar a la anciana que tenían a su cargo y de abusar de ella sexualmente en la primavera de 2013, se declararon inocentes en el juicio ante la Sección Sexta de la Audiencia de Las Palmas, y afirmaron con vehemencia que se sentían «indignados» por las acusaciones: «La cuidamos como si fuese nuestra madre o nuestra abuela, ni la maltratamos ni la violamos, ¡por favor! ¡Tengo una sexualidad satisfactoria con mi mujer!», expuso a voz en grito Eduardo V.U., que se enfrenta a una petición de cárcel de 18 años.
«Si tenía moratones era porque tenía la piel muy fina y se le estropeaba con cualquiera roce, y si decía que la habían violado era porque desvariaba». Esta fue la letanía que, con pequeñas variaciones, fueron repitiendo ayer ante la Audiencia el grancanario Eduardo V. y su esposa, la cubana Yohania C. acusados por el fiscal y por la familia de la presunta víctima de maltratar de forma inhumana a la anciana a la que se habían comprometido a cuidar ante sus hijas en 2013 a cambio de cama y sustento.
Según el fiscal, los acusados, una pareja de testigos de Jehová que en marzo de 2013 no tenía dónde quedarse a dormir, llegó a un acuerdo con las hijas de la anciana J., a las que habían conocido por trabajar todos en la misma casa de caridad, para cuidara a la abuela 24 horas a diario, a cambio de un techo y manutención en la casa de la anciana.
Según las acusaciones, en lugar de cuidar a la anciana, la abandonaron a su suerte, no sólo sometiéndola a maltrato. Dice el fiscal que él la violaba casi todas las noches, mientras su esposa se hacía la loca.
Los dos acusados declinaron guardar las formas durante su interrogatorio. No sólo negaron que los cargos fueran ciertos, sino que proclamaron a voz en grito su inocencia y se resistieron a acatar las órdenes del presidente de la Sala, Emilio Moya, para mantener la compostura. «¡Es que soy inocente y estoy indignada porque llevo dos años esperando a este día para poder defenderme!», bramaba Yohania cada vez que el tribunal le pedía que se comportara.
La pareja apuntó que había conocido a las hijas de la presunta víctima fallecida en 2013 por causas ajenas a las actuaciones trabajando en la misma obra de caridad, y que éstas, sabiendo que ellos no tenían un techo que los acogiera, les habían ofrecido hogar y comida cambio de quedarse en casa de su madre a atenderla.
Los acusados afirmaron que, al poco de llegar a la casa, el médico había prescrito a la anciana una benzodiacepina que no le había sentado bien, y dijeron que, por ese tratamiento. la mujer fue desmejorándose a ojos vista hasta desvariar y ser incapaz de valerse por sí misma. Asegueraron que cada vez que le cogían se le generaba un moratón.