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Muere a martillazos a manos de su sobrino

La convivencia siempre es difícil y, en ocasiones, tiene un cruel desenlace. Un hombre de cerca de 62 años falleció ayer a causa de los martillazos propinados presuntamente por su sobrino. Paco, el fallecido, vivía desde hace tiempo con dos sobrinos.

Jueves, 1 de enero 1970

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Nadie sabe lo que ocurrió tras la puerta de ese piso situado en la planta 15 del número cuatro de uno de los callejones de Primero de Mayo. Sólo las tres personas que vivían y estaban dentro en la madrugada de este viernes. Una de ellas, el propietario de la vivienda, falleció violentamente y su sobrino Juan se entregó a la Policía como autor del crimen.

El suceso ocurrió sobre las 05.30 horas de ayer. Ésa es, al menos, la hora en la que muchos de los vecinos se despertaron sobresaltados por la escandalera de gritos y golpes que venía desde la vivienda de la víctima. No era la primera vez que escuchaban ese tipo de alboroto, pero muchos se alarmaron.

Después de un tiempo que nadie supo precisar, se oyó un golpe seco y cesaron los gritos. Alguien llamó al 112 y, cuando se personaron en el domicilio los agentes del Cuerpo Nacional de Policía y los sanitarios del Servicio de Urgencias Canario (SUC) se encontraron el cadáver de Paco.

desorden. Según informaciones recabadas por CANARIAS7 ayer por la mañana en el lugar de los hechos, la habitación donde estaba el cadáver estaba totalmente desordenada, con claras muestras de forcejeos. En la estancia se halló un cuchillo y un martillo, las dos armas presuntamente utilizadas por el asesino para dar muerte a Paco. Hubo quien mencionó que había sangre por todas partes.

Parece que Paco falleció por un fuerte traumatismo recibido en la cabeza presumiblemente causado por el martillo que se encontró en el lugar de los hechos. No obstante, el cadáver deberá ser sometido a la preceptiva autopsia para conocer qué heridas fueron las que provocaron la muerte violenta de este jubilado de cerca de 62 años.

Los sobrinos del fallecido, Juan y Lourdes, estaban en la vivienda en ese momento. Vivían con Paco en su casa desde hace tiempo y él era el que se encargaba de sustentar la economía familiar, según apuntaron los vecinos del inmueble.

Lourdes debe contar, según el cálculo de los residentes en la zona, con cerca de 33 años, y Juan es más joven.

Las primeras informaciones recabadas a primeras horas de la mañana de ayer apuntaban a que Lourdes aseguró a los investigadores que estaba durmiendo y que no se enteró de nada de lo que había ocurrido.

Sangre.

En el caso de Juan, los detalles fueron más explícitos. Se hallaron rastros de sangre en la ropa que llevaba puesta y, al parecer, no paraba de repetir: «Tuve que defenderme, tuve que defenderme...»

Los dos hermanos prestaron declaración ayer ante el Cuerpo Nacional de Policía y Juan se entregó y reconoció haber dado muerte a su tío.

Hasta la vivienda se desplazaron los agentes del Grupo de Homicidios de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Las Palmas. Ellos son los encargados de la investigación y, ayer, recogieron pruebas, tomaron fotografías del lugar de los hechos, e interrogaron a varios vecinos que habían oído los gritos.

De todas estas pesquisas no trascendió ningún dato, ya que en casos de homicidio o asesinato las investigaciones se llevan de una forma discreta.

Una vez que los forenses y la titular del Juzgado de Instrucción Número cinco de la capital grancanaria hubieron realizado su trabajo en el escenario del crimen, se procedió al levantamiento del cadáver.

Pasadas las diez de la mañana, Paco salía por última vez de la que fue su casa durante al menos 40 años. Su cuerpo descansaba en la camilla de la empresa funeraria que lo trasladó hasta el Instituto Anatómico Forense.

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